jueves, 30 de noviembre de 2017

Algunos vídeos divertidos (para no tomarse tan en serio Star Wars)

Y es que a raíz de los últimos comentarios veo que hemos perdido un poco la inocencia con la que descubrimos la saga. Puede que ya sepamos demasiado sobre las películas, sus protagonistas, la compañía poseedora de sus derechos y tal, pero eso no quita que no se pueda intentar disfrutarla un poco aun.

Aunque sea por los viejos tiempos, yo por lo menos creo que me apetece intentarlo (aunque después la nueva película vuelva a ser un producto del montón hecho con un presupuesto escandaloso, que es lo que tiene pinta que pasará).

En fin, lo dicho, una pequeña recopilación de montajes y algún anuncio relacionados con la saga, para sacar una sonrisa a los frikis que a veces se (nos) toman (tomamos) demasiado en serio un simple cuento de hadas.

Que la fuerza os acompañe.













sábado, 18 de noviembre de 2017

Rogue One: A Star Wars Story (2016)

Bueno, bueno, bueno... Pues vamos a rajar de otra película de la franquicia de space opera más famosa de la historia. He estado guardando este post casi un año, ahora que queda algo menos de un mes para el estreno del episodio VIII. Primero, porque no me gusta comentar según que tipo de cine "en caliente" porque no suelo ser muy objetivo. Y segundo, porque no me apetece hablar mal de nada ni de nadie. Yo me considero una persona optimista e intento que mis pensamientos sean lo más positivos posibles. Por eso tengo muchos artículos de "¡Mira, esto es genial!" o "¿Te acuerdas? Como mola". No suelo comentar lo que no me gusta o me decepciona, por lo menos no directamente. Así que obligarme es algo que no me apasiona. Pero supongo que es lo que toca. En fin, lo dicho. Al turrón.


Y a ver, admito que soy parcial. Porque no es mala película, solo que tiene dos cosas que han hecho que para mi haya caído en picado: una primera parte para dormirse (personajes mal interpretados, argumentos ridículos, escenas impropias de la saga) y la estrella de la muerte, que hartazgo, como si no hubiese nada más en la galaxia. Que si, que en este caso el argumento obliga, pero en el episodio VII no hacia falta y te la volvían a colar, y ahora ya no apetece volver a verla. Como si no hubiese nada más en el espacio. En serio, como en el episodio VIII vuelva a salir... les lanzo una larga mirada con el ceño fruncido, que decía el abuelo Simpson.

A ver, lo bueno y lo no tan bueno:

1) Es una historia de Star Wars pero se aleja del canon, entrando (tangencialmente) en otros géneros, como el de cine bélico. 

Peeero:

1') Lo hace muy por encima. El cine bélico le da mil patadas a la segunda mitad de la película, que no logra quitarse de encima ese puntillo simplón (¿infantil?) estilo Disney. Una guerra es sucia, repugnante, cruel, no es un partido de paintball. Probablemente no me hubiese gustado ver al detalle una batalla realista y me hubiese parecido extraña en un contexto de Star Wars, pero la que vi, no me pareció muy creíble.

Starwarsfans.es
Sigo:

2) Sí, la segunda parte tiene muy buen ritmo y mejora mucho respecto al tostón de la primera mitad, en la que no entiendes que narices hace ahí Forest Whitaker, porqué meten otro alien raro que no parece para nada del universo SW (el lector de mentes o como lo llamen) y los personajes parece que no acaben de estar bien profundizados.

Peeero:

2') En sólo dos palabras: Darth y Vader. El Lord del Sith aparece en dos escenas, de un par de minutos cada una y se come toda la película con patatas. Sobretodo LA escena, la que todos comentaban al salir del cine, la que todos recuerdan, la que aparece ya homenajeada por la web como la escena clave. Cuando aun no la habían estrenado, se dijo que los productores pidieron algunos cambios, entre ellos meter al bueno de Darth en el metraje. Flaco favor le hicieron. Es como si te dan pan con chocolate de la Campana de Elgorriaga (si, lo se, ya tengo unos años) para merendar pero a la mitad te dan un bombón Lady Godiva. Puede que la película no esté del todo mal, pero la gente que va a ver Star Wars quiere ver Star Wars, y cuando sale nuestro Sith favorito todo el resto es prescindible.


Sigo siguiendo:

3) Los muy comentados retoques digitales del Grand Moff Tarkin y la Princesa Leia, para que la película encaje mejor con el episodio IV. Buen intento...


Peeero:

3') ...pero puede que Leia se salve, la verdad es que me dio el pego completamente (y dicen que a Carrie Ficher también) pero el pastiche que intentaron colar como Moff Tarkin daba vergüenza ajena. Cuando, además, era absolutamente prescindible. Será que en Star Wars no hay unos comunicadores holográficos la mar de resultones, con su color azulado, sus interferencias y sus líneas negras que hubiesen disimulado la mar de bien los efectos especiales. Pues no, ponen una chapuza (lo siento, habrá costado una pasta, pero no se parece para nada a Peter Cushing) que canta misa. Nota: es curioso, porque conozco gente que me ha dicho el mismo comentario a la inversa, que ven muy conseguido a Tarkin y horrible a Leia... hay como dos bandos, debe ser como esas imágenes virales, de ver qué color tiene una chaqueta... no se.

Sigo (x3):

4) Los personajes se supone que son más oscuros, más descreídos por lo que han tenido que vivir. Incluso el nuevo robot, K-2SO (¿casualidad que su nombre siempre recuerde al ácido sulfúrico, H2SO4?), que se supone (lo promocionaban) que era la versión cínica y malhablada de los robots de siempre de la saga, tiene su puntillo...

Peeero:

4') Poco más que eso, K-2SO no acaba siendo todo lo divertido ni lo cínico que querían mostrar. No está mal, pero no es el despiporre que se decía. Y el resto de personajes... sin comentarios. Ser descreído no significa poner cada de enfadado toda la película. Y sus historias podrían haberse trabajado un poco más. Bastante más, de hecho.

Sigo (x4), ya la última:

5) El motivo de la historia, tiene su aquél, eso es cierto. Todos los fans nos habíamos preguntado en un momento o en otro cómo era posible que la estrella de la muerte, la estación de combate definitiva del universo, que decían en el episodio IV, tuviese un fallo tan garrafal de diseño. De hecho, es que realmente parecía que era lo que justifican en esta película.

Peeero:

5') No se si acabar de creerme que eso sea posible. ¿Nadie revisa los diseños? O sea, eres un crack de la ingeniería militar, que te llevan obligado a acabar de construir una máquina de genocidios, después de matar a tu mujer y intentar raptar a tu hija y nadie revisa tus diseños? ¿Nadie, ni por un momento sospecha? No se, no me lo creo. Mi suspensión de la incredulidad estará tan ocupada haciéndome tragar la nave martillo esa que se agotó para esto, supongo. Eso sí, la nave martillo mola mucho.

En resumen. ¿Es una mala película? No. ¿Es una buena película? Psss, diría que tampoco. Es del montón, lo que para una película de este universo y con este presupuesto es un fail en toda regla. Por lo menos para mí. Porque al resto del universo parece gustarle mucho. 7'9 en IMDB y 85/87 en Rotten Tomatoes. Dos páginas que sigo porque suelen coincidir conmigo, normalmente. 

No sé que deciros, tal vez el problema sea yo y no la película. Segunda de la saga que me parece mediocre, en dos años. Casualidad de la vida, desde que la saga la lleva la Disney. ¿Casualidad? Puede. Pero no lo creo.

Veremos que tal el episodio VIII, pero mucho me temo que será otra vez lo mismo. Espero equivocarme, de verdad que tengo ganas de que se me caiga la mandíbula al suelo y no pueda evitar tirar billetes a la pantalla, pero lo dudo mucho. Y eso me jode.


domingo, 12 de noviembre de 2017

Jugando en familia

Aquí estamos otra vez. Otra vez liado, pero rascando ratillos de aquí y de allá para intentar ver algún episodio de algo o, con suerte, jugar una partidilla a algún juego de mesa. Y mira, esta vez se consiguió. Precisamente al juego al que más partidas llevo echadas este año, Pandemic. Si no recuerdo mal, esta debía ser como la quinta o sexta partida. Y sólo habíamos podido ganar una antes.

Un juegazo como la copa de un pino, pero de los pinos esos grandes del pirineo, nada de un pinillo enano, no. De los gordos.

Básicamente es un colaborativo en el que cada jugador lleva un personaje que forma parte del dispositivo de emergencia desplegado ante un (o varios) brote(s) de una (o varias) enfermedades especialmente virulentas que asolan el planeta. Si en la frase anterior te ha parecido ver demasiados paréntesis, pues tienes razón. Más te vale ir ligero y atacar en el punto concreto, o vas a pillar pero fijo. Como puede verse en el desarrollo de nuestra última partida. 

¿Habéis visto alguna de esas películas del género de las catástrofes, acerca de enfermedades incontrolables? Estallido, Contagio, ese estilo. Pues aquí funciona igual, solo que vas viendo el desarrollo en un mapamundi. Y vaya si se desarrolla el tema...

Nos pilló un domingo por la noche, en los que los enanos estaban tan hechos polvo de todo el día que cayeron como moscas a la hora de irse a dormir. Y como hacía mucho tiempo que no jugábamos a nada, probamos a sacar éste. Pero el destino no nos lo iba a poner fácil. Nada más barajar los personajes nos salen dos de los que no queríamos, el experto en operaciones y el planificador de contingencias. Mal empezábamos.


Y para colmo, después de barajar las cartas (y juro que las barajé concienzudamente) el estado del globo con los brotes iniciales era desolador, la enfermedad azul se había concentrado en Europa y la cosa ya era preocupante desde un buen inicio.

Madrid, París, Londres y Essen con el máximo de cubos. Una carta más de
estas ciudades y la cadena de estallidos sería imparable. Y lo fue.

Me quedará la duda para futuras ocasiones si el haber aprovechado que me salieron cuatro cartas del mismo color (negro) en la mano inicial era algo que debía aprovechar para quitarnos ya de encima una de las cuatro enfermedades (con 5 se puede encontrar una cura a la enfermedad de ese color, si tu personaje está en un centro de investigación) como hicimos, o si tendría que haber ido cagando leches hacia Europa, visto el percal. Lo más lógico me pareció aprovecharlas, ya que estaba precisamente en la zona negra.

Y por lo visto, me equivoqué. Ese turno que perdí fue crítico y cuando en París salió otro caso de la enfermedad azul, la cadena de estallidos que se montó hacia todas las ciudades hacia las que había ruta hizo buen uso del nombre del juego. 

Para cuando se despertó el calabacillo pequeño la partida ya estaba acabada sin salvación posible. Media hora había bastado para acabar miserablemente con nosotros. Y ya era tarde, así que renunciamos a jugar otra partida. Otra nueva derrota. Lo dicho, juegazo.

Y ya que nos ponemos, pues esta mañana jugamos unas partidillas con los peques (con los dos mayores, el pequeño se hubiere comido los juegos). Tres partidas: Dobble Kids, Tres en Raya y Scrabble.

Juegosdelamesaredonda.com

El doble Kids es un juego de apreciación visual y memoria sencillete pero entretenido y a los chicos les encanta. Me lo piden siempre que pueden. Y yo lo saco cada vez, porque me ayuda a entrenarlos en la compleja disciplina de saber perder y también en la de saber ganar, que con 5 y 3 años tiene motivo.

El Tres en Raya lo jugamos mientras les explico las reglas, porque aun no acaban de entender muy bien que hay que jugar con una idea en mente y no simplemente poner la pieza donde nos apetece en ese momento, a ver si al final las piezas acaban en línea. Este juego me lo regalo mi hermana hace mogollón de años y me encanta. Es una mini cajita metálica con piezas a juego. Sencillo pero muy resultón.


Por último el Scrabble. Los chicos aun son pequeños para jugar este juego, pero lo usamos para que empiecen a practicar el leer y formar alguna palabra sencilla. Lo mismo que la pasta de sopa con letras, vamos.

En este caso la versión en catalán que me regaló una ex-novia (cuando éramos pareja, claro... aunque, ¿igual lo hizo por despecho?). La idea es conseguir una copia en cada idioma que se habla o se estudia en casa, pero... hay tantos juegos chulos y el presupuesto es limitado, así que de momento sólo tenemos este. Y que conste que es una putada mayúscula, porque en un idioma con ny (el equivalente a la ñ castellana), ç (cedilla, como en francés) y l·l (l genimada, como en el Xarel 10 que decía la Maria Teresa Campos, buscadlo por youtube), que te salgan estas letras según en que momento puede significar que las estés aguantando intentando jugarlas sin éxito un buen rato o, si los astros se alinean, que en un solo turno despedaces al resto de jugadores. Este segundo caso nunca suele ser el mio.

Lo dicho 
¿Os he explicado alguna vez que este juego no se me da bien? Pues no, nada bien. Hay cosas que a la gente le encajan y otras que no, y este juego a mi me chirría, precisamente cuando yo juego rodeado de gente que lo domina al dedillo. 

Me compraré el alemán y "sus" vais a cagar todos... O no, o igual no hay quien saque una palabra a la mesa. Wer weiß...

sábado, 4 de noviembre de 2017

Star Trek: Discovery

Si hay algo que tengo claro es que a mi me pierde la nostalgia. Pero lo curioso del caso es que no soy nostálgico de tiempos mejores, no volvería a aquella época, aunque me encante recordarla, o al menos la parte de ella que me gustaba. Sin entrar en demasiados detalles (no voy a exponer mis vida por internet, ¿quien os habéis pensado que soy, un youtuber famosete de esos?) una parte importante de lo que soy ahora proviene de entonces. Mis aficiones, mi manera de ver las cosas, supongo que mi personalidad, bla, bla, bla. Pero una cosa la tengo clarísima, aunque algo como los servicios de vídeo por streaming como Netflix, HBO o similares sean una pequeña maravilla que me hubiesen vuelto loco en aquella época, hay algo que no soporto, aunque no sea del todo culpa suya. Pero no ayudan. Temporadas enteras de una serie, de golpe, desde el primer día. Ala, venga. Es como si al yonkie le dicen: "Toma, la droga de dos semanas, así nos ahorramos los viajes y eso". Y sobredosis al canto. Igual no es el ejemplo más políticamente correcto, pero las series enganchan, vaya si enganchan. A su manera, pero son como una adicción. 

De Elmeme.me. A esto me refería yo precisamente.
Y que conste que soy relativamente inmune a esto. Yo siempre he sido de los que me he comido estoicamente la parte del plato que no me gustaba para dejarme hacia el final lo que más me apetecía y así poder disfrutarlo sin molestias. Y si hablamos de un postre, como sea de los que más me gusta, la calma con la que me lo como podría definirse como lujuriosa. Cuando algo es bueno, hay que hacerlo durar. Eso lo he tenido siempre claro y pocas han sido las veces que una serie me ha hecho perder mi cadencia de (si puedo) un episodio diario. Recuerdo Dexter (esa extraordinaria primera temporada) y retrocediendo ya mucho, Babylon 5, cuando la veíamos en cintas de VHS de importación que los amigos iban consiguiendo como podían. Pocas veces más.


Aun así, admito que echaba de menos ese episodio semanal de mi infancia, esa cita ineludible con la serie que te tenía enganchado a la caja (entonces no tan) tonta, llámala V, el Dr. Who, McGyver o El Cuentacuentos (próxima reseña). Si te lo perdías, lo perdías para siempre. Y en mi caso solía pasar, que no siempre podía verse la tele en mi casa, solía estar muy racionada y intentar saltarse la cartilla podía acabar siendo peligroso. Pero si podías, era un momento mágico... así como odioso era el momento en el que acababa el episodio, dejándote siete días más con la intriga, con el final en punta clavado en la memoria. Te daba tiempo de recordarlo, hablarlo con los amigos, establecer mil teorías absurdas... hasta que volvía a llegar el día y volvías a por dosis, religiosamente. Soy muy consciente que soy de los pocos que piensan así. Sin ir muy lejos, la Sra. Lantern es de las que se puliría una temporada en una noche, si pudiera. Y me consta que lo ha hecho. Pero que queréis que os diga, cada uno disfruta de sus aficiones a su manera. Y a mi no me gusta correr.

Así que cuando Netflix anunció que emitiría en exclusiva (fuera de EE.UU y Canadá) la nueva serie de Star Trek, y que además lo haría con cada episodio 24 horas después de su emisión en la CBS, pues fue un notición. Una serie que tenia muchos números de gustarme, a una cadencia clásica. 


Con Star Trek tengo una historia curiosa, sin causarme la fascinación que me causó el space opera de la trilogía clásica de Star Wars, pude ver unos cuantos buenos episodios de la nueva generación cuando los emitían por TV3. Luego me enteraría por el Sr. J, trekkie de toda la vida, que fui a pillar los mejores, pero por el motivo que fuese me gustaron mucho. A partir de ahí, es una historia de amor discontinua. La emisión de las nuevas series de Star Trek era complicada, el público potencial era escaso y los seguidores le ponían ganas pero no conseguían apenas nada. Recuerdo empezar a ver con ganas Deep Space 9 para verla desaparecida de la emisión a los pocos capítulos. Para más inri, Antena 3 conservaba los derechos, pero no los ejercía. En el cine la situación no era mejor, si no corrías mucho podías quedarte sin ver el nuevo estreno. Eso si llegaban a entrenarla en mi ciudad (que a veces no pasaba). Un panorama nefasto.

La nueva serie está siendo lo que le da un poco de vidilla a los lunes. Así que consigo tener a la jauría en la cama (dicho con todo el cariño del mundo, que conste) y la casa aceptablemente recogida, conecto Netflix y me pongo el nuevo episodio. Y los estoy disfrutando mucho, la verdad. Y no solo porque a mi modo de ver sea una muy buena serie, sino porque me permite saborearla sin prisas. Aunque quisiera, no puedo ver otro episodio después. Y me encanta.


Sobre la serie, pues creo que ya ha quedado claro que la recomiendo. Ciencia ficción de TV, clásica pero con un toque de efectos especiales adecuado, sin pasarse demasiado. Tendrá buen presupuesto, pero sigue siendo una serie y no una película. Tiene buenas críticas y parece que gusta, en general. Eso sí, al sector más conservador de los trekkies, sobretodo los más intransigentes, parece no haberles gustado mucho. Se quejan de que no tiene el aspecto de estar antes en el tiempo que la serie original (menos mal... si no no la miraría ni el quico) y sobretodo se seguir con la estela se las nuevas películas, más acción, más efectos y menos sabor a ciencia ficción clásica, pausada y reflexiva.

Que queréis que os diga, sin ser un gran fan de J. J. Abrams, al que considero un vendedor de humo sin vergüenza (nótese el espacio), creo que el quiebro de cintura que hizo con las dos primeras películas de la última trilogía (ignoro el bodrio de Beyond, poco más que uno de los episodios mediocres de cualquier serie, pero con mucho presupuesto y efectos especiales) fue astuto para relanzar una franquicia en declieve, aunque levantase ampollas. Si tenía que salir una nueva serie, tenía que aportar algo nuevo y no lo de siempre, que no solo ya está muy visto, sino que para los patrones actuales sería aburrido. 

Había que innovar. Y esta serie innova, y vaya si lo hace. Igual incluso a ratos, uno puede quedarse con la sensación que mucho. Ese motor de esporas que sabemos que no llegará a ningún sitio (no sale en la serie clásica, así que...) tiene un aspecto de tecnología super-punta muy sorprendente. Igual que el chocante estatus de la protagonista, el hijoputismo generalizado que respiran algunos personajes o algo tan normal y tan corriente como personajes homosexuales haciendo vida normal, en público y en privado. En la serie clásica (hija de su tiempo) sería impensable que algo así se emitiese por antena. Supongo que la visión de lo que debería ser una utopía varía mucho con el tiempo.

Pues eso, lo dicho. Buena serie, si sois capaces de verla con calma, tenéis una buena oportunidad. Si no, podéis esperar un par de meses y tendréis ya todos los episodios disponibles. Por no decir que ya se ha confirmado la segunda temporada. Tendremos Star Trek para rato. Engage!



martes, 31 de octubre de 2017

Especial Halloween (3/3) - Las Casas del Árbol del Terror

Y aquí llega el tercer y último post temático de Halloween. Un poco tarde, ya que se supone que la noche de Halloween es hasta las 23:59 del día 31 de octubre y yo he llegado al ordenador a las 00:07. Pero como nadie se va a quejar, sigo como si nada.

Me apetecía hacer un último post, pero sin la trascendencia de los dos últimos. Algo sencillo y de fácil digestión, que no provoque alergias entre los más tradicionalistas. Así que he tirado de lo fácil, a sacar del cajón una gran serie con unos grandes especiales temáticos de Halloween. Con todos ustedes, la familia más disfuncionalmente americana de las sobremesas de antena 3, Los Simpson. 


Por si no lo sabíais, cosa que dudo, desde la segunda temporada de la serie (allá en el lejano 1991, creo que aun la pasaría La2, que no debía entender como esa serie tenía tanta audiencia, no solo por la cadena, sino por la hora de emisión, si no recuerdo mal las 22:00) que cada año hay un episodio especial de Halloween, conocidos como los Treehouse of Terror, o La Casa del Árbol del Terror. Estos episodios están fuera de la continuidad normal de la serie y siempre han sido una autentica pasada. No solo por el opening especial (muchos de ellos hilarantes y llenos de homenajes al cine fantástico), sino por incluir en su interior tres mini-episodios que comenzaron siendo un homenaje a los episodios de las historias de terror de EC Comics (los del guardián de la cripta y tal, antes de que dieran el salto a la tele) y que acabaron homenajeando y parodiando a la vez a todo lo que pueda haberse podido ver en pantalla de cine fantástico y de terror: desde los clásicos (El Tiempo en sus Manos, El Resplandor, Drácula, King Kong...) hasta cine más moderno como Blade III, El Laberinto del Fauno...

Así que ya lo sabéis, si como yo sois fans del cine fantástico (aunque a veces acabes viendo una peli de serie B de las chungas chungas...) estos episodios os encantarán. Y teniendo en cuenta que Los Simpson ya van por las... ¡ventinueve! temporadas (he tenido que mirarlo, imagina), eso significa que puedes encontrar 28 episodios de pura genialidad nerd. 

Esta es una serie que a pesar de lo mucho que me ha gustado no podría tener en DVD, acabaría aburriéndola. Pero si algún día recopilan estos episodios (y con el éxito que tienen, no dudo que pase) seguro que caigo. Mientras tanto os dejo algo de material, cortesia de Youtube.



Feliz día de todos los santos.

sábado, 21 de octubre de 2017

Especial Halloween (2/3) - La Leyenda de Jack O'Lantern

Segundo post (de tres) dedicado a Halloween. Esta vez centrado en el personaje de la cultura popular anglosajona que le da nombre a mi apodo: Jack O'Lantern.

De Devianart.com, hecho por De-prime

Existen diferentes variaciones de la misma leyenda, aunque la más extendida no deja de ser otra versión de la historia del humano que es más listo que el diablo. Como la del Herrero Miseria de Argentina, o la del llamado Pont del Diable (Puente del Diablo) en Martorell, con una historia similar: viejecita que necesita un puente para atravesar el río y Satanás le ofrece construirlo a cambio del alma del primero que lo cruce, así que cuando el puente está hecho la viejecita pilla un gato, lo tira al puente y el diablo tiene que irse a los infiernos llevándose el gato en medio de muchos bufidos y zarpazos. Así que ya sabéis, si para contratar lo que sea os sacan mil papeles para leer y firmar con cláusulas y más cláusulas, ya sabéis de quien es culpa, de los listillos estos.

Celticruins.blogspot.com



Volviendo a nuestro amigo Jacobo (sí, el de la linterna), en su caso la historia no acaba tan bien. Nuestro pendenciero, manipulador y codicioso amigo, irlandés para más señas, ya era una mala pieza antes de cruzarse con el diablo. Diferentes versiones de la leyenda le sitúan huyendo de unos aldeanos furiosos a los que había robado. El demonio se le aparece para indicarle que se ha acabado su vida y que va a ir al infierno, con lo que Jack le propone que use sus poderes para convertirse en una moneda de plata. Él pagaría sus deudas con dicha moneda y llegados a ese punto el demonio podría desaparecer, con lo que los aldeanos, devotos de Dios, acabarían matándose entre ellos creyendo que uno de ellos había robado la moneda. Ambos ganaban. Así que el diablo le creyó y se lanzó a la bolsa de Jack, convirtiéndose en moneda. Pero dentro de la misma bolsa había un crucifijo (también robado en la aldea, menudo pájaro este Jack), con lo que el diablo no podía volver a salir o transformarse. Tuvo que pactar con Jack que jamás se llevaría su alma para que le pudieran liberar. También explican como al cabo del tiempo, cuando el diablo volvió a por su a por su alma, le engañó pidiéndole si antes de acompañarle podría bajarle una manzana para comer, atrapándolo en el manzano del que no pudo bajar al rodear Jack el tronco de cruces (o tallando una en el mismo, en otra versión). Así pues al final tuvo que renunciar Satán al alma del mezquino Jack para poder volver a ser libre. Evidentemente dichos pactos tenia un efecto secundario, al morir Jack de viejo como todo humano, no pudo entrar en el cielo debido a su maldad y en el infierno no podía entrar ya que el diablo no podía tener su alma. Así, acabó de nuevo en la tierra, vagando eternamente y sin rumbo como un alma en pena, sin poder ir a ningún lugar en el que poder descansar. Cuando el diablo no le dejó entrar en el infierno, diciéndole que volviera por donde había venido. Jack se preguntó como podría ver a donde ir, ya que el camino era oscuro y tétrico, el diablo le arrojó con mofa una brasa del infierno, que Jack metió en el interior de un nabo, su comida favorita y lo usó para ir iluminando el camino. De ahí el nombre de Jack, el de la Linterna.


Esta no es la única versión, los diferentes "capítulos" de esta misma leyenda pueden encontrarse de otras formas. Como por ejemplo con Jack, borracho en una taberna, consiguiendo del diablo una moneda para un último trago. Cuando éste se transforma el avaro Jack rápidamente mete la moneda en su bolsa, donde había grabado un crucifijo. A veces se enlaza un episodio con otro, haciendo que el primer pacto se rompa a cambio de no volver a reclamar su alma hasta el cabo de diez años, momento en el que sucede otro episodio, como el del manzano. En todo caso, la historia siempre acaba mal para Jack, convertido en un alma en pena.





Esta me la pasaron por Facebook. A saber de dónde salió.
Dejando aparte la leyenda en sí, el origen de los vegetales usados con fines místicos proviene de la festividad celta de Samhain. Justo al acabar el verano, se guardaban a buen recaudo las provisiones cosechadas y durante la noche del 31 de octubre se encendían hogueras, se celebraba algún sacrificio, incluso humanos, y se usaban los nabos para vaciarlos y meter dentro una vela. Como se creía que durante esa noche los muertos volvían a caminar por la tierra, tener uno de estos nabos iluminando la casa tenía una doble función, guiar a los espíritus de los fallecidos apreciados hasta la casa y protegerse de los espíritus malvados. Cuando durante el sigo XIX se dio una de las mayores olas de inmigración europea hacia los Estados Unidos, muchos irlandeses movidos por la hambruna y la persecución religiosa se llevaron lo poco que tenían y toda su cultura y tradiciones al nuevo mundo. Allí era difícil cultivar nabos, pero las cosechas de calabazas eran abundantes. Como también eran fáciles de tallar, se sustituyó un vegetal por otro y así es como acabó en volverse el símbolo que todos conocemos hoy en día.

 

El personaje de Jack O'Lantern es ya un icono de la cultura popular. Desde el jinete sin cabeza de Sleepy Hollow, la novela de Washington Irving, que a ratos usaba la calabaza como cabeza, hasta el personaje del mismo nombre de los cómics de la Marvel, enemigos temáticos de Word of Warcraft... la lista podría ser interminable. Prácticamente cualquier serie, comic, videojuego, ahora ya de origen americano o no, puede tener su propia versión del personaje.

Así que ahora ya lo sabéis, si queréis poner una de estas en la puerta de casa, ya que vas a quedar como un yonkie de todo lo americano en la comunidad de vecinos, por lo menos que se vea que eres una persona leída.


domingo, 15 de octubre de 2017

Especial Halloween (1/3) - Fiesta de Halloween en Port Aventura

Comienzo con este una serie de tres posts dedicados a Halloween, que tengo intención de acabar precisamente ese mismo día. Me temo que debo volver a repetir (como cada año) que encuentro esta celebración impuesta (autoimpuesta, que es peor) y ajena a nuestra cultura. Pero que como es parte de la cultura anglosajona de la que derivan muchas de nuestras aficiones, he preferido quedarme sólo con lo que me gusta y simplemente despreciar el resto de la peor manera posible, ignorándolo. 

Cosa que no será tan fácil con los peques de casa. Ellos nacieron cuando el resto ya nos teníamos que rendir a la evidencia y para ellos ya es parte central de sus festividades, a su manera. Y es algo que no es de extrañar. Desde su punto de vista es una fiesta de disfraces, chuches y cachondeo. Era una batalla perdida de antemano para la festividad del recogimiento y el recuerdo a los seres queridos que se fueron. Miradlo desde un punto de vista infantil/juvenil. No hay color, simplemente, no es capaz de encajar en su forma de ver las cosas. Por eso, este invento importado para poder hacer más fiestas de discotecas y parques temáticos, así como de las grandes superficies para vender más golosinas, disfraces y decoraciones supuestamente siniestras, ha calado hondo. Personalmente me conformo si puedo contener esta celebración extraña y poder conseguir mantener las pocas tradiciones propias que nos quedan.

Y así, ahora que me he puesto más trascendente y más anti-neoliberal que Karl Marx... ahora es cuando va y digo que nos fuimos a la fiesta de Halloween de Port Aventura... (si, esto es un epic fail en toda regla). ¿Que puedo decir? Nos invitaron los padres de unos amigos del cole de los niños, no habían estado allí nunca, así que pensamos que podría ser una buena actividad para el sábado... pero tranquilos, que no se repetirá a menudo, por lo menos mientras yo tenga algo que decir al respecto. Errare humanum est, sed perseverare diabolicum.

Como no voy a acabar yendo, si hasta me han hecho una estatua
Creo que no pisaba Port Aventura desde... los inicios de mi primera época universitaria, que fuimos todo el grupillo de amigos a pasar el día. Entre otros muy honorables compañeros de fatigas, el señor Yacon, como aficionado a las montañas rusas, y un servidor en aquel momento pendiente de otros infernales medios de verse mareado y confundido... (no, no hablo de drogas). Así que cuando fui me encontré con que se decía que habían un montón de zonas nuevas, atracciones nuevas... pero que no vimos, porque pasamos la mayor parte del tiempo que estuvimos allí en Sésamo Aventura. ¡Yuju! Seis niños con cinco adultos. Hablando de infiernos... Ah, ahora lo pillo, por eso lo de Halloween...  T_T

El momento culminante, el espectáculo de "terror" de Barrio Sésamo
La parte que podríamos decir que propiamente era de Halloween eran grandes figuras de monstruos kid-friendly en la zona de entrada, muchas calabazas (¡de verdad! algún agricultor hizo su agosto) por todas partes, arañas peludas por las paredes... y poco más. El resto eran espectáculos en los escenarios escogidos o incluso por las mismas "calles" del parque, en las que podías encontrar a brujas simpáticas, jóvenes calabacillas bailarinas ("Hola, guapísima... ¿dónde vas tan...? Uy... hola cariño...") y vampiros repartiendo caretas de cráneos enjoyados. A parte de eso, poca cosa más. Por la noche la cosa se animó algo más, se multiplicaron los espectáculos en los restaurantes del parque y habían muchos más animadores vestidos de monstruos, como varias momias que rondaban por nuestra zona con ganas de dar algún susto, así como versiones algo más adultas sin perder ese aspecto de todos los públicos, como un nutrido grupo jóvenes viudas, todas risueñas, precediendo un único ataud (...), y versiones de Eduardo Manos-tijeras y personajes de Piratas del Caribe. Cómo no, cuando los niños se supone que ya no están "on-line" es cuando empieza lo divertido. 


En fin, recapitulando. Sigue siendo la misma Port Aventura de siempre. Y lo que más espanta siguen siendo los precios de cualquier cosa que quieras comprar en el interior, así como el volumen de la gran mayoría de espectáculos. En Halloween, diferentes espectáculos, algo de decoración... y todo el resto sigue igual. Igual que fuera del parque.

Pues eso, pasamos el día haciendo algo diferente, que no es poco. Pero no lo puedo recomendar, a no ser que seáis unos hardcore-fans del parque de marras.

miércoles, 4 de octubre de 2017

La autopsia de Jane Doe (2016)

Si mis últimas recomendaciones en el género de terror os han gustado, creo que valdrá la pena que añadáis esta a esa humilde pero creciente colección de nuevos clásicos. Por lo que he visto, sigue un poco el patrón de mi tipo de terror favorito: nada de grandes salpicaduras en la pared mientras un monstruo enorme blande una moto-sierra. ¿Eso da miedo? Claro, menudo misterio. Pero no solo en un lugar solitario, si te pasa en medio de una calle concurrida a mediodía sales volando igual. Ese lado gore del terror, el susto a lo bruto, mientras te suben el volumen para aumentar el salto de la silla... no está mal en algunas honrosas excepciones, pero no tiene nada especial por si mismo. A mi me va más el terror gótico, esa sensación de angustia creciente y los pequeños detalles de la puerta que chirría, la lluvia sobre un cristal o un susurro a tus espaldas... y esta película le va como anillo al dedo.


¿Puedo explicar el argumento sin cometer ningún sacrilegio? Sí, como breve introducción puede usarse el mismo título. Los estadounidenses ponen de nombre John Doe a las personas no identificadas o que dentro del ámbito legal quieren permanecer en el anonimato. En el caso de cadáveres, sirve para lo mismo (los desconocidos, no por anonimato, claro). La versión femenina del mismo nombre es Jane Doe. Y aquí es donde comienza la película, con un cadáver (la bellísima Ophelia Lovibond, a ver quien la reconoce en Guardianes de la Galaxia...) sin causa de muerte aparente y descubierto en extrañas circunstancias que llevan para hacer una autopsia de urgencia a una desvencijada morgue en una noche de tormenta. El padre, forense (Brian Cox) y el hijo, auxiliar (Emile Hirsch) procederán a la autopsia más extraña de sus vidas. Cada parte de la película se corresponde a una fase de la autopsia, que revela cada vez aspectos más extraños y oscuros...

Segunda película del finlandés André Ovredal, después de su muy original Troll Hunter (2010), recupera el viejo arte del horror gótico. Con pocos efectos especiales, pocos personajes y pocos escenarios, cumple con creces lo que se espera de ella. Un ritmo trepidante, una historia bien llevada (aunque no necesariamente original, no le hace falta, toma lo que necesita de los clásicos y lo trae a la época del escepticismo cinéfilo con un arte que muchos quisieran), una fotografía oscura y claustrofóbica y sobretodo un excelente trabajo de dirección forman una gran película de terror, como las que ya no se hacen por desgracia. Cine en mayúsculas con un presupuesto en minúsculas.

Aolop.us

¿La parte mala? (¿porque seré tan cabrón que siempre tengo que buscarle una parte mala a todo?) hacia media película, se descontrola un poco ese ritmo lento y asfixiante que tan buen sabor de boca había dejado. Nada grave, pero se echa en falta. Y puede que ciertas suposiciones muy bien tejidas para ser supuestas con tan pocos datos que un personaje parece recibir en forma de inspiración divina (o satánica, a saber). Como lo extraño que se ve en pleno siglo XXI hacer una autopsia al estilo retro (ni protecciones ni leches, sierras y tenazas grandotas y pa'lante) que por lo visto era imprescindible para el aspecto desvencijado del escenario. Una sala de autopsias moderna estilo CSI no habría ayudado, supongo. De nuevo, nada grave, sólo ese puntillo tiquismiquis que parece salirte solo cuando hacer una crítica de un peliculón. Muchas películas mediocres hubiesen querido tener solo esos "peros".

Lo dicho, si confiáis en mi criterio, otro nuevo clásico del terror. Imprescindible.

domingo, 24 de septiembre de 2017

Fiestaza sorpresa por mi 40 cumpleaños

Y sí, fue sorpresa. Lo puedo decir sin ningún tipo de vergüenza, me la clavaron doblada, pero bien doblada...

My sister, con muy buen ojo, preparó unos banderines de Star Wars, ya que hacia poco que se había celebrado el
40 aniversario del episodio IV. Dos detallazos frikis en uno. Pedazo de mana...
Me remito a los antecedentes: (primero se enfrió la tierra, luego se murieron los dinosaurios...) yo cumplo años el día 20 de septiembre. El mismo día que George R. R. Martin y el día antes que Stephen King, dos de mis escritores favoritos. El caso es que este año tocaba cumplir 40, esa cifra a la que la gente parece tenerle tanto pánico. En mi caso no suelo tener demasiados complejos a la edad, y además ya era algo que ya habíamos hablado con la Sra. Lantern, así que tampoco esperaba nada especial.

Así que llegó el día, y me encontré con una fiesta con la familia, mis hijos me hicieron unos dibujos preciosos, me prepararon una tarta de chocolate blanco buenísima pero cuyas calorías acabaré de quemar cuando cumpla 80, y me hicieron regalos varios. Mis padres me regalaron algo de ropa (mi madre sabe que odio que me regalen ropa, pero aun así lo hace, a sabiendas) y en casa me regalaron un juego de mesa al que le tenía echado el ojo de hacía tiempo, Mysterium, ampliación incluida.


¿Recordais aquella partida que reseñé, hace ya algunos años al Dixit? A esta me refiero. Pues este juego viene a ser como un sucesor de aquel, solo que con una vuelta de tuerca em plan película de intriga. Cada jugador representa a un medium, que deben entrar en una mansión encantada. Allí, un fantasma (otro jugador) les va haciendo llegar imágenes que deben interpretar adecuadamente, para poder solucionar el misterioso asesinato ocurrido. Vamos, como una especia de mezcla entre Cluedo y Dixit, por lo que me ha parecido entender. Muchas ganas de probarlo, este tiene pinta de ser de los que ganan jugado a la luz de las velas...

Así que nada, fue una fiesta muy bonita, pero como todos los días de cumpleaños pasó y seguí con la rutina. Como fue un día entre semana no pudieron venir mi hermana ni mi cuñado que viven en otra ciudad, así que quedamos en buscar un rato para poder vernos pronto. Y nada, así llegamos al primer fin de semana desde tan señalada fecha.

Y yo ni idea. Sí que es cierto que algún día La Sra. Lantern había hecho algún que otro gesto extraño al verme llegar cuando estaba con el ordenador, el mismo sábado al mediodía subiendo bolsas del supermercado con bebidas, que habitualmente no compramos... pero bueno, tampoco le di mucha importancia. Podría ser para alguna otra fiesta, o para algo del colegio. Sí que me extrañó, pero ¿qué me iba yo a pensar? En mi cerebro, la casilla de celebración de cumpleaños ya estaba marcada como "realizada" así que en medio de los otros cientos de cosas que siempre me rondan por la cabeza, pasó desapercibida. Supongo que pensé que ya me explicaría que pasaba.

Por la tarde me fui con los peques a casa de mis padres. Mi madre nos invitó a merendar. Mi padre había quedado con un viejo amigo y no estaba en casa. Mi madre me preguntaba si se podía venir con nosotros, se estaría un rato con los chicos y luego quedaría con una amiga. Todo muy normal, muy cotidiano.

Llegamos a casa, abro la puerta y resuena un grito "¡SORPRESA!" que casi me provoca un infarto. No se si esto sólo es una exageración poética o realmente estuvo a punto de pasar, lo digo por las taquicardias y los sofocos de calor que me vinieron al cabo de unos minutos (los 40, si ya tenían razón...). Allí estaba toda la familia al completo, mi padre (mi madre llegaba conmigo, ¿recordáis?) mi hermana y mi cuñado con mi sobrina, y también todos mis amigos, incluso los que no suelen coincidir muy a menudo. Todos, a excepción de un par de ellos que no pudieron estar allí por compromisos ineludibles, participaron y estuvieron con nosotros, a su manera.

Fue una fiesta alucinante, dos mesas extensibles en el comedor dieron para sentar a más de 25 personas, niños incluidos, donde además llegaron otras sorpresas. Primero de todo, ese pastelazo alucinante:


En conmemoración del 40 aniversario de un fricazo como un servidor, solo podía servir un monumento de pastel, y así llegó nada menos que un castillo de Grayskull de fondant, realmente alucinante. Que por cierto, si os pensabais que sólo por fuera era realista...

Hace dos días me dicen que iba a comer un bizcocho verde con nata gris, y me da un ataque de risa
Mientras comíamos llegaron otros regalos, mi colega V., mentor del buen metaleo y cine de acción, me regaló la edición física del mejor disco de death metal melódico, así como el blu-ray de un peliculón:

El Cuervo, con Brandon Lee (el hijo de Bruce Lee, efectivamente) y Winter's Gate, de Insomnium.
Como si esto fuera poco, entre el resto de colegas me regalaron otro de los juegos que me tenían más encandilado, uno de esos que no puedes evitar que te entre por la vista (fácil, con ese arte precioso, al estilo pictórico clásico) y luego descubres que es un juego como la copa de un pino: Scythe.

Efectivamente, Sr. Yacon, hay que probarlo pronto. A ver si mañana puedo comenzar a leerme las instrucciones...
Regalos de música, cine, juegos de mesa... todo lo que me gusta, y sobretodo, por estar rodeado de mi familia y todos mis amigos, fue una jornada alucinante. No, alucinante es decir poco, creo que ha sido, con diferencia, el mejor cumpleaños que he tenido nunca. Al final, resultó que sí que acabó siendo una fecha especial, pero no en negativo, sino en muy positivo. 

Incluso intenté hacer una adaptación del Hobbit, con el famoso discurso de Bilbo al cumplir los 111 años, pero me salió rana (¿llevaré demasiado tiempo sin releer el libro?) y acabé agradeciendo a los presentes una fiesta tan genial de manera menos graciosa y más torpe...


Y cuando parecía que la cosa ya no podía mejorar más (¿cómo seria posible mejorar ese día?), pues aún lo hizo, y bastante. Cuando ya dimos cuenta de la comida (muy al estilo Hobbit, eso sí...) me llegó una curiosa nota de manos de la confabuladora mayor del reino, la Sra. Lantern:

"Hola (...), te han encomendado una misión y debes cumplirla. ¡Te espero en la casa
de Pentargo este sábado, con tus amigos, para poder hacer justicia! ¡Confío en vuestra valentía! ¡Nos vemos!"
Estábamos citados en una casa misteriosa, para una misión aun más misteriosa. No tenía ni idea de que iba el tema, pero para poder llegar a tiempo tuvimos que salir pitando unos cuantos. Íbamos a ser los valientes que teníamos que investigar el misterio de Pentargo.

Llegamos pasadas por poco las diez, a nada menos que una alucinante Escape Room, de las que había oído hablar pero nunca había llegado a plantearme ir. Pero esta es mucho más que eso, nada de una habitación, es toda una casa antigua en la que a la muerte del antiguo cura del pueblo se descubrió que había sido uno de los últimos grandes líderes de una peligrosa secta satánica con tanto poder que incluso los periodistas que la habían descubierto habían sido silenciados y su trabajo anulado. Ahora esos periodistas nos pedían ayuda. Los nuevos inquilinos de la casa, cultistas cómo no, iban a abandonar la casa brevemente. En esa hora, debíamos colarnos en la tétrica casa, encontrar y fotografiar dos carpetas ocultas que contenían documentos clave y abandonar la casa antes de ser descubiertos. Y, nos indicaron, si las cosas se ponen difíciles, olvidad las carpetas, vuestra vida es lo primero. Sed sigilosos, dijeron, y tened mucho cuidado.

www.pentargo.com
Fue una experiencia alucinante. Esa hora pasó volando, estábamos con el corazón en un puño, mientras buscabas documentos, llaves que abrían puertas, códigos secretos en viejos libros. No estabas en una sala con objetos fácilmente identificables, sino que estabas en una vieja casa casi a oscuras, llena de objetos, armarios, libros, etc. Todo podía tener una pista y era fácil equivocarse, o incluso perder el tiempo buscando donde no era. Y mientras, extraños sonidos a tus espaldas, objetos que aparecían o desaparecían en tus narices, voces espectrales de niñas llamando a su madre... y hacia el final, los cultistas acechando en la casa. Alucinante, realmente alucinante. No pensaba que podía llegar a pasarlo tan bien en una actividad de este tipo.

Conseguimos salir de la casa por los pelos, habiendo encontrado sólo una de las dos carpetas, por culpa de que el tiempo se nos echó encima muy rápido. Ya he dicho que era fácil despistarse allí dentro. Tengo que admitir que aun no se cómo conseguimos saber cual de las llaves era la que abría la puerta de salida, ocupado como estaba no perdiendo de vista al cultista que nos había localizado... 

Luego, hablando con los organizadores, nos enteramos que se dedicaban al mundo del cine y la creación audiovisual y que, de hecho, mucho del material de la casa había salido del set de rodaje de la (muy excelente) película Rec, de Jaume Balagueró y Paco Plaza. Película que si no habéis visto, os recomiendo encarecidamente. ¿A que da mal rollo la casa? Pues mira, en un lugar así tuvimos que meternos...

Lo dicho, un día alucinante en el sentido más amplio de la expresión, con la mejor de las compañías, unos amigos que no me los merezco, una familia fabulosa y, sobretodo, a mi Sra. esposa, que organizó toda esta pasada de celebración. Hablando de no merecer a gente, en mi caso ella es el mejor ejemplo. T'estimo!

sábado, 23 de septiembre de 2017

Jugando con los peques: HeroQuest

Si, amigos... HeroQuest... el mito, ese gran juego. Ese fue el que saqué el otro día para jugar con los peques. Recién salidos del cole, el día no acompañaba mucho para ir a jugar y menos con los dos mayores algo tocados por los primeros virus del curso. 

Durante el curso tienen muy limitada la tele, así que tocó día de juego de mesa. Y me pareció que ya serían suficientemente mayores como para comenzar a jugar a un juego de miniaturas. Y este es perfecto para comenzar, así que pillé la caja mientras iba pensando en una mini-aventura que pudieran disfrutar. Y vaya si lo hicieron.

Si este es el mio, ya un poco ajado, pero es que 27 años no pasan en balde
Así que comenzamos la partida... ya con un incidente. Resulta que no estaban todas las miniaturas. Faltaban nada menos que los héroes, que los tengo en un baño de líquido de frenos (sí, no me he vuelto loco, va muy bien) para despintar el desastre que les hice cuando intentaba aprender a pintar miniaturas. Las fotos que veréis más abajo son una muestra de lo que un adolescente chapucero puede hacer con pintura Tamiya espesa como un puré. Avisados quedáis.

¿Sin héroes puede jugarse? (tiene coña que me pusiera a buscar héroes, llamandose el juego como se llama...) Pues sí, mi hijo mediano decidió escogerse un guerrero del caos como personaje (armadura tocha, hacha descomunal, pose chulesca, ¿quién no se lo escogería?) y para mi hija fui a buscar una miniatura que tenía de una bárbara con espada y escudo. Desplegué el tablero, les expliqué que las lineas blancas eran muros, puse las escaleras de entrada y ¡ala! a recuperar el cofre de oro que le han robado al rey.

La primera sala, solo un armario con rata y cráneo. Lo de siempre vamos.
Les hice pasar por varias habitaciones, dándole suspense al hecho de abrir una puerta... quién sabe que puede haber al otro lado...

Primer enemigo, un sucio esqueleto. Que pasa, porqué tienen que estar siempre como salidos del museo, ¿eh?
En la segunda habitación ya apareció el primer enemigo, un esqueleto. Mi hijo, emocionado por la posibilidad de estrenas su nueva hacha se lanza hacia el y lo destroza. Debo decir que hizo unas tiradas para alucinar, a diferencia de mi hija, que pobre, a duras penas consiguió sacar en los dados algo que no fuesen escudos para los ataques, y algo que no fueran cráneos para las defensas. No dio pié con bola...

La cosa se anima. Un par de goblins con malas pulgas porque les han interrumpido a media merienda.
A continuación comenzaron a encontrarse con goblins. Lo que más les gustó fue el gritito que hacía cuando morían, muy al estilo del Diablo I, que les hacía partirse de risa. El señor del hacha, hacheando sin problemas. Todo un crack. Después de recuperar fuerzas comiéndose lo que quedaba de la merienda de los goblins, decidieron seguir explorando, a ver que encontraban.

La sala central en este juego siempre guarda algo importante. Llegarás o no, pero siempre hay algo.
Después del pasillo con la trampa de foso de rigor, que para variar, el de la armadura pesada saltó como una ágil gacela y la muchacha sin armadura y fibrada de correr por la estepa helada... cayó de morros. Para hacerlo más realista, me había inventado una dificultad, al estilo de los juegos de rol. Con dos dados de 6 tenía que sacar un 8 para saltar el foso. Debo decir que me quedé alucinado cuando mi hija tiró los dados y cuando al momento yo fui a contarle los puntitos, ella sola ya dijera al instante "Nooo, un siete...". Vaya sorpresa, o en el cole tiran muchos dados o esta chica tiene muy buen ojo. Esto me lo apunto.

Llegaron a la sala principal, donde encontraron no solo el cofre del oro robado, sino al jefe de los malos, un orco (mi hijo: "Ala, que nombre más guay...") con tres de sus secuaces. Y a partir de aquí, al combate...

El guerrero del caos en su salsa. La Bárbará huyendo con un solo punto de vida... A ver aquella habitación...
El guerrero del caos (que ya se lanzaba al medio del meollo) decidió hacer caso de la "inspiración divina" y ir primero a por un goblin, que cayó con un indigno gritito para ir, ahora sí, a por el jefazo. Mientras, la brava bárbara había intentado ir a por los goblins restantes y recibió tal somanta de palos que también hizo caso de la inspiración que le llegó para retirarse del combate antes de que fuese demasiado tarde.

Aquí es donde podría haber puesto otra habitación con enemigos... pero pobrecita ya lo había pasado bastante mal, así que, mira tu por donde encontró una sala con un banco de alquimista, que se había dedicado a hacer una poción de vida. Qué casualidad más casual...

Y justo a tiempo, porque en el pasillo había otro goblin, que estaba de guardia.
El guerrero del caos se regodeó lo justo del jefazo, que había muerto al primer hachazo, para ir a continuación a por los goblins que perseguían a su hermana. Evidentemente cayeron como moscas, menuda fiera estuvo hecho con los dados.

Regresando a por el oro, un pequeño click suena al mover el cofre. Eso ha sonado como una... ¿trampa?
Cuando regresaron a la sala central, mis hijos tenían cara de pena. Se lo habían pasado en grande, metidos en la historia completamente. De hecho, mi hijo mediano, que decir que es inquieto seria decir poco, estuvo sin moverse de la silla toda la duración de la partida. Así que cuando vi que se les había hecho corto, decidí añadir una última sorpresa, al intentar mover el cofre, se activo un mecanismo que movió el trono, revelando al último monstruo de la tarde, la momia.

Que la carne momificada es azul es algo que sabe todo el mundo. Igual que las vendas impecables.
Esta vez me las organicé para que la momia aguantase todos los hachazos del guerrero (y eso que el tío seguía sacando cráneos a mansalva) para caer dramáticamente al primer éxito de la bárbara, consiguiendo ésta haber acabado con el peor monstruo de la partida y compensando en su orgullo una tarde de tiradas de dados malísimas.

Después de esto, llevar el cofre a la salida y llevarlo al rey, que les recompensó con 10 monedas de oro, que no tardaron en reclamar.

Quedamos en volver a jugar pronto, esta vez con el guerrero de la espada, dijo mi hijo, después de una sesión de 10 minutos sin despegar los ojos de la (magnífica) ilustración de la portada. Y con la bárbara pintada, a ver si así eliminamos el yúyu que tuvo con los dados.

Comentarios a la partida:
- La verdad, recordaba que con 13 años pintaba mejor...
- Los críos se lo pasaron en grande, pero mucho mejor de lo que me imaginaba. Este recurso habrá que usarlo más a menudo.
- Voy a tener que buscar más miniaturas femeninas. Mi hija pasó de no querer jugar a pasarlo en grande llevando a una fémina.
- He descrito una partida a un juego, a uno de mis imprescindibles, sin haber hablado de él antes. Queda pendiente el post para hablar de este juegazo, de donde vino y como caló tan fuerte en mi juegoteca. A ver si acabo de una vez con el de Mordheim y me pongo con este. Esta visto que no puedo emocionarme tanto con los post, porque se me alargan demasiado...