sábado, 18 de marzo de 2017

Juegos de mesa, ¡de nuevo!

Este año ha comenzado de manera poco habitual, por lo menos en cuanto a lo que se trata de partidas a juegos de mesa. El año 2016 fue poco dado a traer oportunidades para jugar. Por un motivo u otro ni en casa encontrábamos el momento o el estado de ánimo para sacar alguno. Y mi grupo de juego estaba... disperso, como "mantequilla untada en demasiado pan". Hoy tengo el día Hobbit...


Por eso ha sido sorprendente ver como este nuevo año ha comenzado radicalmente opuesto en el anterior en este tema. No solo puede ver no una, sino dos partidas seguidas, a un juego sobre el que puse las zarpas ese mismo día (¡!), sino que llevo dos fines de semana jugando a juegos de mesa con ese grupo al que me refería antes. Si, es posible, no lo estoy soñando.

Por partes: (integral de U por dV, es igual a U por V menos la integral de V por dU... o lo que es lo mismo, la famosa vaca de uniforme... lo siento, el chiste de Jack el destripador ya está muy gastado y este me ha venido así, de improviso...)

1) El día de reyes, cayó un juego muy majo, el Pandemic (aparte de un Blood Bowl, 3ª Ed, del que hablaré otro día). Hacia tiempo que le tenia echado el ojo, y por lo visto en el 2016 jugar no jugaría mucho pero me porté bien y sus majestades (tan campechanos ellos) tuvieron a bien dejármelo. Pues nada menos que el mismo día, y gracias a que el ajetreo de la jornada por la noche los chavales cayeron como rocas, pudimos estrenar el juego. Y la mar de majo. 

Lo que mas me gustó nada más abrirlo es la simplicidad de componentes. Nada de cajas de cinco kilos de miniaturas y montones de mazos de cartas, abrir la caja era como abrir las antiguos juegos de Cefa. Dentro, lo mínimo. Seguro que los peones de juego también ayudaron a esta sensación. A partir de aquí, un juego muy bien diseñado, muy inmersivo en su temática: luchar contra una pandemia global, que puede crecer exponencialmente si no aplicas tus esfuerzos en el lugar y el momento adecuado. Y a veces, incluso así. Jugamos dos partidas aquella noche, ganando cómodamente la primera (igual el ir aprendiendo y cometiendo algún error ayudó) y perdiendo de forma humillante la segunda. Lo dicho, juegazo.

2) Hemos ido introduciendo los juegos de mesa a los peques de la casa. Pero para esto ya haré otro post, o este se extenderá demasiado.

3) El fin de semana pasado, probé en casa del Sr. J. el Star Wars: Rebellion. Uno de esos juegos que ponen por las nubes, dicen que porque atraen la atención de las masas por la temática y luego los mantienen con un juego sólido. Vamos, que no son juegos de "Mírame, soy de Star Wars, ¡tienes que comprarme!". Que también, pero no solo por eso.


El juego es opuesto a lo que había dicho antes de Pandemic, un cajón inmenso, lleno de miniaturas de plástico con unidades de infanteria, vehículos terrestres y naves espaciales de las peliculas de la saga. A una escala pequeña (si no, a ver quien mete unos cuantos superdestructores estelares o la Estrella de la Muerte en la mesa de juego) pero bien detallados. Los héroes, en cartón troquelado con una base de plástico con pinza. Si no fuera por el grosor del cartón, otro déjà vu de la época Cefa.

El motivo del juego es la localización (y destrucción) por parte del Imperio de la base Rebelde, como se ve en el episodio IV. Por otro lado, los rebeldes tienen sus propias condiciones de victoria, uniendo planetas a la causa Rebelde. Los personajes tienen habilidades que les permiten utilizar con mayor o menor éxito una serie de cartas de planes. Y a partir de ahí, a ver quien se sale con la suya antes.




¿Opinión personal? Que como dejamos la partida a medias, en la que yo estaba tratando de aprender y J. tratando de recordar como se jugaba, pues es dificil valorarlo como toca (además, que retomaramos la partida pasadas las 12 de la noche, después del atracón de pizza, pues no ayudó). Me pareció una mezcla curiosa entre un Twilight Strugle y un Risk, si es que algo así es posible. A mi no me gustan demasiado los juegos estilo Guerra del Anillo donde tienes que recrear un pasaje mítico de una película o libro y que te ves "sutilmente empujado" a hacer lo mismo que en la secuencia en cuestión. Pero como ni estábamos al 100% en ningún sentido ni pudimos acabar la partida, supongo que habrá que volver a probarlo para valorarlo como es debido. Por cierto, sigue montado en la mesa de juegos de J. Espero que los gatos from-hell no se ceben con las miniaturas...

4) El mismo fin de semana, viene a vernos el Sr. Yacon y familia (los Yaconianos, supongo ¿no?). Traen con ellos una fuente de chocolate para merendar, a la que nosotros añadimos un bizcocho clásico de los de yogur (el día siguiente del atracón de pizza, si... a punto de morir de indigestión ese fin de semana estuve) y aprovechamos para sacar un clásico, el Power Grid.


Como ni yo recordaba al detalle todas las reglas ni ellos habían jugado antes, hicimos sólo la ronda 1. Construir ciudades y abastecerlas. Como siempre en este juego, lo mejor es la subasta. A ver quien se queda con la central que da mas energía... a cambio de pocos recursos, y si puede ser, de los que nadie más usa. Pero claro, como todos piensan igual, acabas buscando la central más polivalente y que menos consuma también. Que es la que todos quieren... lo dicho. La subasta, ese momentazo.

El juego les gustó mucho (por lo que dijeron) y dejamos pendiente volver a jugar otro día (después de probar ese flamante Pathfinder), esta vez ya, con las tres rondas. Y tal vez, con alguno de los mapas extra que, acabada la partida, revisamos a ver cuál podía tener más gracia.

5) Y esta no me la esperaba, ayer mismo y por primera vez en años se volvió a reunir el grupo habitual de juego al completo. Allí estábamos todos, A., S. J. y un servidor. No recuerdo cuando fue la última vez que semejante acontecimiento  sucedió. Pero el caso es que nos reunimos en casa de J. y dijimos, va, juguemos a algo. Y claro, pasó lo que tenía que pasar, que de los juegos que tenía J. en casa nadie se había preparado ninguno ni recordaba cómo se jugaba. Así que en un alarde de astucia, recurrimos al clásico entre los clásicos, el Primero. El juego con el que volví a los juegos de mesa desde mi infancia. El juego que trajo el ilustre Sr. F. de Alemania, y que aquí vimos como una extravagancia germana, ¡juegos de mesa para adultos! Recuerdo haberlo jugado en alemán nada menos, la noche de San Juan, porque era como y cuando nuestro amigo y mentor lúdico lo trajo, antes de que se publicase en España. Nada menos que el Colonos de Catán.


Tantas partidas le echamos en su momento (y que las mecánicas no son muy complicadas, para que vamos a negarlo) que todos recordábamos como jugarlo. Así que abrimos la mesa del comedor de J. (la de juego sigue ocupada por el Rebellion, ¿recuerdas?) y nos pusimos a jugarlo después de... no se, por lo menos 7 o 8 años, así es nada. Sigue siendo un juegazo y sigue exasperando con los dados. Este juego tiene la particularidad de pasarse por el arco de Tito las leyes de la probabilidad. ¿Un 2 con dos dados de seis? Muchas más veces que un 8, vamos. ¿Que se ha de mover el ladrón cuando sale un 7? Pues una de cada dos tiradas, con un 7. Ahí, como si los dados trucados de una peli de casinos se tratase.


Aun así, conseguí ganar la partida, gracias a que los dioses de la fortuna decidieron que las maderas (bosques, con 5) salieran solo cuando había conseguido llegar al 2:1, y cómo no, al comprar cartas de investigación como un poseso. 

Nada, pues lo dicho, llevamos casi tres meses de 2017 y ya hemos estrenado juegos, recuperado clásicos y disfrutado de una afición que se nos estaba quedando demasiado aparcada. A ver si la tendencia continua. De momento, hemos planteado la posibilidad de hacer un X-Wing de demostración para el grupo el próximo fin de semana. ¿Encadenaremos tres en línea? Veremos.

miércoles, 15 de marzo de 2017

Actualizando, que es gerundio...

Buenas, mini actualización super-cutre al canto.

¿Si os acordáis del post de "Hoy va de rol"? ¿El de la conferencia de Chema Pamundi? Pues si os gustó y tenéis curiosidad por el ponente y sus aficiones, he añadido un vídeo que he descubierto hace poco, con una entrevista que le hicieron para un canal de YouTube.

Como probablemente seáis tan vagos como yo, os dejo en enlace aquí

Ala, ya tenéis algo que hacer la próxima hora. Juegos de mesa y rol para parar un tren. 

Impagable.

miércoles, 1 de marzo de 2017

Los Masters del Universo, modo nostalgia on fire...

Esta es una entrada largo tiempo pospuesta. De alguna manera el tema del coleccionismo había quedado en un plano muy posterior detrás del resto de mis aficiones, después de un tiempo muy largo rebuscando por Internet y participando en los foros de aficionados de la web. Pero eso ya era en el año 2006. De momento tenemos que comenzar en el año 1982...


Es el día de reyes, he levantado a mis padres antes incluso de que salga el sol. Y sólo por que era el día que era, estos accedieron a lo que en otras circunstancias se hubieran negado. Pero para que engañarnos, otro día no hubiese estado despierto a esa hora, pero de pequeño vives esa noche de una forma muy especial. Con los nervios y la emoción por las nubes, voy hacia el comedor y me encuentro con tres paquetes especiales. Del resto no me acuerdo, pero esos tres son los que podríamos decir que me marcaron: He-Man, Skeletor y una nave voladora con aspecto de ser amfíbia, el Wind Raider. Desconozco porque ese año los reyes lo tuvieron tan claro. ¿Lo puse en la carta? ¿Los vi en la tele, en un escaparate? Estoy casi seguro que no los había visto antes en manos de un amigo, creo que fueron de la primera tirada que salió en España, la de Congost, antes de que Mattel España decidiera eliminar intermediarios.



Aquellas figuras eran una pasada para un crío de tan tierna edad. O no, y fue mi tierna edad la que las magnificó, incluso podría haber sido una mezcla de ambas circunstancias. El caso es que eran alucinantes incluso antes de sacarlas (¿arrancarlas?) del cartón. El blister, que le diríamos ahora. Hoy me hubiese gustado haber podido conservar esos cartones, pero que le vas a explicar a un niño... El mismo cartón tenia una explosión de rocas rojas sobre un cielo azul en el que destacaba el logo las figuras tenían constitución de culturista y algunas una cara de mala leche importante. He visto porteros de discoteca menos amenazadores que Man-at-Arms. No tenían muchas cosas especiales, ni chips con sonido, ni cambiaban de color ni nada, eran los ochenta. El único "action feature" era un puñetazo que podían pegar gracias a un giro de cintura y un muelle interior. Simple pero efectivo. A partir de ahí, poco más que complementos, armas y alguna pieza de armadura. Pero nos hacía falta poco por entonces.


En aquella época fue todo un boom, cómo pocos que recuerde. Todos los críos teníamos alguna de esas figuras, y nos apelotonábamos en los escaparates de las jugueterias, manchando el cristal de babas, imaginando que teníamos aquellas figuras musculadas y terroríficas. Porque, como siempre, las más interesantes era siempre las figuras de los malos, eso era indudable. Los buenos tenían armas, tenían armaduras y tendrían una causa justa, pero no eran deformes, monstruosos y amenazadores. No había ni punto de comparación. Yo igual que todos mis amigos teníamos muchos más malos que buenos. Llámanos tontos.

Para colmo, las figuras venían con un mini-cómic en el interior de la burbuja. Los primeros, oscuros y brutales, como una versión extraña de un mundo hiboreo. Coexistían bestias gigantescas, ruinas arcanas, tecnología de ciencia ficción, héroes intrépidos y villanos bizarros.


Pronto los minicomics fueron abandonando ese aire de cómic pseudoadulto al estilo Conan para volver a un cómic de aventuras del montón, para acabar finalmente con minicomics dibujados con el ojete y sacados casi sin ganas cuando la línea ya estaba decayendo. Creo que mi paso de la infancia al adolescencia fue al leer aquel minicomic con los "demonios reloj"... Brrr...

Y así es como el tiempo pasa. No recuerdo muy bien en que punto fue, creo que abandoné la afición a las figuras de acción poco más o menos cuando comencé a aficionarme a los juegos de mesa, hablamos de séptimo de EGB si no recuerdo mal. El juego en cuestión fue el HeroQuest. Pero esa es otra historia, y se contará en otra ocasión...

El caso es que con el tiempo, llegó un día en el que apareció ese extraordinario invento del demonio llamado Internet. Y de repente tenias en tu propia casa la mayor base de datos de información útil y también de chorradas. Todo, ahí dentro había de todo. Y un día va y me dio por buscar a ver si alguien más recordaba con cariño aquellos muñecos con los que montábamos batallas campales y grandes historias en nuestra niñez. Y claro, si te preguntas eso es que realmente aun no sabes nada de Internet. Iluso... Miles de webs, fotos de colecciones alucinantes, figuras que ni sabias que habían existido, cómics que no se habían traducido, prototipos, hasta una "biblia" motu... Todo. Y más. Porque encima descubres webs como ebay y todocolección donde aún se venden esas figuras. Y si, incluyendo aquella que siempre quisiste y nunca pudiste tener. O el arma de aquella otra figura que perdiste y te dolió en el alma. Y ahí está de nuevo a tu alcance. Así que sin darte cuenta compras alguna cosilla y acabas liadísimo haciendo algo que en su momento ni hubieses soñado: coleccionar. Es decir, no intentar conseguir lo que más te gustaba, no. Sino intentarlo tener todo.


Pero oh, amigos. Antaño había acabado de nacer el concepto de merchandising y más o menos todos entendíamos que había un montón de cosas de nuestros queridos masters. Pero en la.actualidad ese concepto es un monstruo gigantesco e incontrolable, y no es que haya muchas cosas. Hay de todo, en una abundancia consumista que hasta al propio coleccionista ofende. Y es que con Internet descubrimos todo lo que había pasado en el tiempo entre el que dejamos los muñecos y los redescubrimos. Porque no, la línea no murió, solo alternó períodos de letargo con explosiones de actividad. Habían aparecido líneas conmemorativas, chulísimas con un blister protector extra también chulísimo. Se había puesto de moda modificar figuras para hacer tus propios personajes o algunos que habías visto en la tele, lo que se llama customizar, habían salido nuevas versiones de las figuras con su nueva serie de dibujos, la denominada línea 200X, muy manga de estética y más épica y violenta de argumento...


Y un día ya llega la bomba atómica: esa línea la cancelan ya que en una conferencia de aficionados se muestra un prototipo: un He-man, con aspecto del original, pero más articulado y algo más anatomicamente correcto (si es que algo así es posible). Los rumores de disparan y pronto es oficial, nueva línea de coleccionismo, revisión de las figuras, de venta directamente de Estados Unidos, solo para coleccionistas adultos. Unas figuras alucinantes, masivas y super articulables. Y a la vez, respetuosas con las originales. Y ese fan loco que has tenido contenido dentro tuyo se descontrola. Entonces estaba acabado de emancipar, vivía de alquiler (aun no conocía el maravilloso mundo del IBI, la comunidad, el impuesto de circulación...) con un buen sueldo (época pre-crisis) y sin hijos. Y me lancé, vaya si me lancé. Con un doble tirabuzón y pirueta.


Creo que en mi vida he coleccionado nada como coleccioné los Masters of the Universe Classics. Todas las figuras que sacaban a la venta eran alucinantes, pero no podías despistarte. O estabas frente al ordenador 18:00 o podías quedarte sin ellas, algunas apenas estaban a la venta durante minutos, sin exagerar. Creo recordar alguna que aguantó dos minutos, mas te valía que no te fallase la conexión. Era una línea menor y se fabricaban pocas copias. Pronto, llegaron las suscripciones, una figura en tu casa cada mes, y como premio una exclusiva que nadie más podía comprar. Incluso a día de hoy, esas exclusivas valen un riñón. Conforme fueron teniendo más éxito sacaban más y más figuras. Algunas menores, menos conocidas, las clásicas que más se hacían de rogar empezaban a echarse de menos. Mientras, versiones classic de prototipos, de figuras de las serie de dibujos de filmation, antiguas figuras que tendrían que haber salido, como premio de un concurso y no salieron, como Fearless Photog. Cada ver más, estirando el chicle. Hacia ya muchos años que seguíamos la colección, y aquello se estaba volviendo absurdo. Y entonces, como cada vez que algo se descontrola, simplemente deja de tener magia. En mi caso dejé de comprar las suscripciones y comencé a vender figuras que no me entraban interesaban, o que incluso llegué a tener repetidas. Cada vez más. Ya tenía dos hijos, una parte del sueldo que poder destinar a vicios mucho menor y bastante menos espacio en casa.

A día de hoy todo ha cambiado mucho, con un tercer hijo acabado de nacer casi no hay ni espacio ni dinero para tantas colecciones. Hay que racionar, y tengo casi toda la colección a la venta. Guardaré algunas pocas figuras de las Classics de recuerdo y hasta ahí. Siempre tendré Internet para alucinar con lo que hubo y las figuras vintage originales para jugar con mis hijos.

Lo que en su momento guardé en vitrinas y con los complementos catalogados acabará roto y perdido. Pero es ley de vida, yo los disfruté sin medida y ahora le toca a la nueva generación. Ojalá algún día puedan recordarlos con cariño cómo yo lo hago ahora.

Sacada de "The Fwoosh". Para alucinar con sus fotos...
Hijos, si algún día leéis esto. ¡Cuidadlo todo bien! Nunca se sabe si podréis volver a disfrutarlo...