domingo, 29 de septiembre de 2019

Masters del Universo: Edición especial coleccionista

Porque, a veces, no hay autocontrol que valga cuando ves una preventa anunciada de una edición de coleccionista de una peli de tu infancia. Porque incluso esa peli que no te gustó demasiado de pequeño puedes llegar a verla mejorar con los años. Porque cuando entiendes cómo se rodó y lo que tuvieron que pasar los involucrados, en el fondo, crees que se merecen este pequeño homenaje. Por todo ello, hoy el cartero me ha traído la edición especial coleccionista de una película... especial. En muchos sentidos. No necesariamente todos ellos buenos para todo el mundo. Pero, por lo menos para mi, sí que es especial de una forma positiva. 

Imdb.com

¡Los Masters del Universo! Sí, de 1987, cuando ya los muñecos estaban empezando a perder su fuerza con los chavales. Y además de llegar tarde, llegó pasada por un tamiz ochentero (que, entonces, tampoco era tan extraño) y con un extraño regusto a un Star Wars de serie B. Aun así, fuimos todos a verla ilusionados, cómo no. A un servidor le llevó su abuela por navidades (si no recuerdo mal), y me consta que aunque la buena mujer hizo lo que pudo por aguantar, acabó durmiéndose en el cine para despertarse de golpe al volverse a encender las luces diciendo "pues es una película muy bonita para niños".  XD

La verdad es que aunque salí un poco decepcionado, tal vez porque esperaba algo más espectacular, a la altura de las épicas batallas que me montaba en mi habitación con todos los muñecos que tenía, tampoco salí con sensación de haber visto un bodrio. Sí, habían cambiado muchas cosas, pero habían viejos amigos, acción, drama, efectos especiales y muchas cosas que en otras películas nos habrían encantado. Simplemente, teníamos unas expectativas excesivas. Aun no habíamos oído hablar de la Canon Films (ver aquí).



Con el tiempo, aprendes a valorar el gran esfuerzo que hizo Dolph Lundgren no solo por superar el ridículo de interpretar a un juguete, sino además por tener que estar pendiente de aguantar ese peinado (no lo digo yo, lo dijo él mismo) o como Frank Langela, por lo visto igual de padrazo que de actorazo, aceptó el papel de Skeletor para hacer feliz a su hijo, dando lo mejor de su oficio para dotar de algo de profundidad al personaje. Por no hablar de que el director, Gary Goddard, tuvo incluso que poner dinero de su bolsillo para poder acabar la película con la escena que quedaba (esa pelea final entre luces de colores). Jamás volvió a dirigir.

Así que, por cosas como esas, y por mi mismo y que me apetecía tenerla, hoy toca reseña, no de la peli en sí misma (ya llegará) sino de la edición. Una edición limitada a 2000 unidades, que vendrá a ser algo así como la cantidad de fans de la película. Así que vamos allá:

Carátula de la caja metálica, con relieve

El cartoncillo posterior, que puede quitarse. Yo lo he recortado
por los laterales y metido en el interior, con las postales.

La parte posterior, sin el cartón de las características

Eso que se ve no es el dorso, sino la parte de la caja donde se abre. Parece que
encima tiene un cartón estrecho y alargado cutre, pero no es el caso...

¡Es un imán! Muy poco práctico para dejarlo ahí una vez desprecintado el bluray.
¿Qué hago con él? ¿lo pego en la nevera?

Vista interior. A la izquierda las postales. A la derecha el disco.

La caja vacía, sin postales ni disco. La imagen de la derecha es de un catálogo
que venía con algunas figuras, muy buscado.

Las postales de la película. Al parecer, en la edición estadounidense venían
algunas más. La verdad, es un detalle, pero no es para tirar cohetes, precisamente.
 
Lista de temas de la banda sonora original de 1987.

Y la banda sonora del film, completa. Ambas, en el mismo
disco de la película.
Y poco más. Tan pronto como pueda veré la película y me moveré un poco por los menús de contenido extra. Que, tal y como puede verse, son más bien escasos. Además de las bandas sonoras (o sea, la misma, en versión recortada y en versión completa), un making of y un trailer. O sea, casi nada para una edición de coleccionista en Blu-Ray. Pero teniendo en cuenta lo cerca que estuvo de no ver la luz... pues casi es un milagro que hayan podido recopilar esto.

A ver si algún día consigo un rato de tranquilidad con o sin niños y pongo la película, que supongo que además del puntillo nostálgico se seguirá viendo como una película con poca chicha, pero que podría haber sido muy chula. 

miércoles, 25 de septiembre de 2019

The Mummy (1958)

Este ha sido un verano muy largo, incluido un breve paso por el desempleo, pero ya he vuelto a la normalidad, lo que en mi caso significa no poder escribir en el blog tanto como me gustaría. Pero hay que hacerlo y por varios motivos importantes, entre ellos que tengo aun mucho que explicar de los objetivos estivales que fui capaz de completar.

Uno de ellos fue ver mucho cine. Concretamente cintas que quería ver de hace tiempo y que por un motivo u otro se habían quedado arrinconadas. En especial, cine fantástico y de terror clásico. Y que gozada, había olvidado cómo me gusta.

Hoy había que comentarla, ya que cumple la friolera de 60 años. Se estrenó un 25 de septiembre de 1959. Y le da sopas con onda a muchas películas de terror actuales... Señores, en pie.


El cartel no puede ser más de la época, incluyendo la dama en apuros gritando. Y si puede ser en camisón, pero que vamos a decir ahora ya de eso. A la Hammer el combo terror + erotismo no-tal-ligero-pero-sin-pasarse siempre le funcionó muy bien...

Si os habéis fijado bien, ahí aparecen nombres que deberían saltaros a la vista: el tandem Peter Cushing y Christopher Lee, imprescindible. Y dirigida nada menos que por Terence Fischer. De aquí sólo puede salir oficio, el de verdad, el de la época que (como decía Lee) puede que las películas donde les tocaba trabajar fuesen malas, pero ellos tenían que conseguir que no se dijese lo mismo de su actuación. Calidad.

Y el caso es que no, no es nada mala. De hecho, la historia consigue atraparte enseguida, pese a lo que (en un inicio parece) un guión simple: arqueólogos británicos profanando una tumba egipcia, deben enfrentarse a la terrible maldición que les acecha.


En realidad, el mismo erudito egipcio (George Pastell, chipriota, en realidad) que les advierte contra la profanación es el mismo que les señala ante su horrendo servidor. Pronto, conforme los arqueólogos van muriendo asesinados en extrañas circunstancias, empiezan a aparecer las primeras sospechas. La escena de la conversación entre Pastell y Cushing es toda una delicia, ya que ambos saben quién es el otro, pero los dos mantienen su fachada, a su manera.

Otro gran momento de la película es el flashback al antiguo Egipto, en el que descubrimos el trágico origen del monstruo. Un actorazo como Christopher Lee conseguia darle realismo a su personaje hasta metido en un traje de vendas podridas, pero cuando se le da una oportunidad de actuar a cara descubierta, demuestra su saber hacer ante las cámaras. Incluso, como en este caso, cuando el presupuesto no permite rodar escenas en escenarios naturales o edificios realistas.


Qué más puedo decir, imprescindible. De cabeza a la lista de clásicos que hay que ver y volver a ver. Esta pienso verla con la calabacilla nº2 tan pronto como sea capaz de ver cine de terror, ya que al chico lo tengo obsesionado con las momias, desde su primera partida al HeroQuest.

Por cierto, sólo un último apunte final. ¿Recordáis la película de La Momia, de 2017? ¿La de Tom Cruise? ¿No? Normal. La critica la vilipendió de tal forma que todos los planes sobre un nuevo Dark Universe de monstruos clásicos rediseñados quedaron en nada al instante. A pesar de que Tom Cruise no sea mal actor, el hecho de que se crea posible ignorar el guión a cambio de una sobre-exposición de efectos especiales es tan frecuente que al final ya hasta los más bobos se dan cuenta que ahí no hay historia. De nuevo, la misma historia. Un presupuesto de locura, tirado a la basura por lo mismo de siempre. En cambio en 1959, con cuatro duros, conseguían emocionarte. Es lo que tiene las ganas y el oficio, y no solo el negocio.

Una pena, ahí hay talento. Pero si no hay guión...



martes, 10 de septiembre de 2019

Black Hole Sun

Este es otro de esos post de casualidades que me pasan, que pongo a veces. Este quería haberlo escrito hace meses, poco más o menos cuando pasó todo lo que voy a relatar ahora, pero que por circunstancias de la vida y de perrería personal de uno, pues se acaban quedando atrasados.

Hace unos meses, poco antes de que empezase el verano me dio por cambiar un poco de tipo de música. Dejé el rock/hard rock/heavy metal habitual y me volví a reencontrar con los discos de grunge que de forma algo breve y irregular escuché en mi época de instituto. Uno de ellos, el Superunknown de Soundgarden.

En él hay un tema muy famoso pero que llevaba años sin oír, por extraño que sea hoy en día que podrías escuchar música incluso en la ducha, además uno de sus temas más famosos, Black Hole Sun.


(En realidad esto no es del todo cierto, ya que la sinfonía aparece en uno de esos pianos automáticos -ni idea del nombre técnico, la verdad- en un saloon de la serie Westworld; esa serie que, como leí hace tiempo por ahí, quiere parecer que es muy buena, pero en realidad es mediocre)


Aunque la canción esté compuesta por el malogrado Chris Cornell, esta versión la firma Ramin Djawadi. Y si os suena su nombre, es que la sombra de Juego de Tronos es muy alargada, por muy buen compositor que sea.

En fin, a lo que íbamos, por lo que pude saber después, investigando por la red, a Chris Cornell se le ocurrió la idea para el tema mientras iba en coche, sin prestar mucha atención a la radio, cuando durante un momento en concreto el locutor dijo algo parecido a "black hole sun", sol de agujero negro o agujero negro solar. Eso no fue lo que dijo claro, pero sí lo que Chris entendió. Y le gustó como sonó, hasta el punto de comenzar a imaginarse como podría ser el tener un agujero negro en vez de sol. De ahí la canción y el videoclip.

¿Y dónde está la casualidad a la que hacia mención antes? Pues que justo en el momento en el que yo andaba con el black hole sun en la cabeza todo el día, pasó esto:


La primera vez que se conseguía fotografiar un agujero negro (y que, evidentemente, en la foto saliese algo, y no solo todo de color negro, huelga decir).

Aquí el amigo Powehi (que es el nombre que le han puesto), en realidad estrella M-87, es un pequeño monstruito de tres millones de veces el tamaño de la tierra que se ha podido fotografiar haciendo una pequeña trampa de superponer ocho mapas de ondas provenientes de ocho observatorios distintos. Como si fuese tan fácil, ¿no?

En todo caso, no deja de ser toda una casualidad. Mal iríamos si fuese el centro de nuestro sistema solar, ya que nos absorbería al momento, pero de todas maneras, ahora podemos comprobar que, como decía Kafka, cuando miras al abismo el abismo te devuelve la mirada. Mejor eso que nos absorba a su interior, claro.

Gracias por el aviso, Chris.