domingo, 24 de septiembre de 2017

Fiestaza sorpresa por mi 40 cumpleaños

Y sí, fue sorpresa. Lo puedo decir sin ningún tipo de vergüenza, me la clavaron doblada, pero bien doblada...

My sister, con muy buen ojo, preparó unos banderines de Star Wars, ya que hacia poco que se había celebrado el
40 aniversario del episodio IV. Dos detallazos frikis en uno. Pedazo de mana...
Me remito a los antecedentes: (primero se enfrió la tierra, luego se murieron los dinosaurios...) yo cumplo años el día 20 de septiembre. El mismo día que George R. R. Martin y el día antes que Stephen King, dos de mis escritores favoritos. El caso es que este año tocaba cumplir 40, esa cifra a la que la gente parece tenerle tanto pánico. En mi caso no suelo tener demasiados complejos a la edad, y además ya era algo que ya habíamos hablado con la Sra. Lantern, así que tampoco esperaba nada especial.

Así que llegó el día, y me encontré con una fiesta con la familia, mis hijos me hicieron unos dibujos preciosos, me prepararon una tarta de chocolate blanco buenísima pero cuyas calorías acabaré de quemar cuando cumpla 80, y me hicieron regalos varios. Mis padres me regalaron algo de ropa (mi madre sabe que odio que me regalen ropa, pero aun así lo hace, a sabiendas) y en casa me regalaron un juego de mesa al que le tenía echado el ojo de hacía tiempo, Mysterium, ampliación incluida.


¿Recordais aquella partida que reseñé, hace ya algunos años al Dixit? A esta me refiero. Pues este juego viene a ser como un sucesor de aquel, solo que con una vuelta de tuerca em plan película de intriga. Cada jugador representa a un medium, que deben entrar en una mansión encantada. Allí, un fantasma (otro jugador) les va haciendo llegar imágenes que deben interpretar adecuadamente, para poder solucionar el misterioso asesinato ocurrido. Vamos, como una especia de mezcla entre Cluedo y Dixit, por lo que me ha parecido entender. Muchas ganas de probarlo, este tiene pinta de ser de los que ganan jugado a la luz de las velas...

Así que nada, fue una fiesta muy bonita, pero como todos los días de cumpleaños pasó y seguí con la rutina. Como fue un día entre semana no pudieron venir mi hermana ni mi cuñado que viven en otra ciudad, así que quedamos en buscar un rato para poder vernos pronto. Y nada, así llegamos al primer fin de semana desde tan señalada fecha.

Y yo ni idea. Sí que es cierto que algún día La Sra. Lantern había hecho algún que otro gesto extraño al verme llegar cuando estaba con el ordenador, el mismo sábado al mediodía subiendo bolsas del supermercado con bebidas, que habitualmente no compramos... pero bueno, tampoco le di mucha importancia. Podría ser para alguna otra fiesta, o para algo del colegio. Sí que me extrañó, pero ¿qué me iba yo a pensar? En mi cerebro, la casilla de celebración de cumpleaños ya estaba marcada como "realizada" así que en medio de los otros cientos de cosas que siempre me rondan por la cabeza, pasó desapercibida. Supongo que pensé que ya me explicaría que pasaba.

Por la tarde me fui con los peques a casa de mis padres. Mi madre nos invitó a merendar. Mi padre había quedado con un viejo amigo y no estaba en casa. Mi madre me preguntaba si se podía venir con nosotros, se estaría un rato con los chicos y luego quedaría con una amiga. Todo muy normal, muy cotidiano.

Llegamos a casa, abro la puerta y resuena un grito "¡SORPRESA!" que casi me provoca un infarto. No se si esto sólo es una exageración poética o realmente estuvo a punto de pasar, lo digo por las taquicardias y los sofocos de calor que me vinieron al cabo de unos minutos (los 40, si ya tenían razón...). Allí estaba toda la familia al completo, mi padre (mi madre llegaba conmigo, ¿recordáis?) mi hermana y mi cuñado con mi sobrina, y también todos mis amigos, incluso los que no suelen coincidir muy a menudo. Todos, a excepción de un par de ellos que no pudieron estar allí por compromisos ineludibles, participaron y estuvieron con nosotros, a su manera.

Fue una fiesta alucinante, dos mesas extensibles en el comedor dieron para sentar a más de 25 personas, niños incluidos, donde además llegaron otras sorpresas. Primero de todo, ese pastelazo alucinante:


En conmemoración del 40 aniversario de un fricazo como un servidor, solo podía servir un monumento de pastel, y así llegó nada menos que un castillo de Grayskull de fondant, realmente alucinante. Que por cierto, si os pensabais que sólo por fuera era realista...

Hace dos días me dicen que iba a comer un bizcocho verde con nata gris, y me da un ataque de risa
Mientras comíamos llegaron otros regalos, mi colega V., mentor del buen metaleo y cine de acción, me regaló la edición física del mejor disco de death metal melódico, así como el blu-ray de un peliculón:

El Cuervo, con Brandon Lee (el hijo de Bruce Lee, efectivamente) y Winter's Gate, de Insomnium.
Como si esto fuera poco, entre el resto de colegas me regalaron otro de los juegos que me tenían más encandilado, uno de esos que no puedes evitar que te entre por la vista (fácil, con ese arte precioso, al estilo pictórico clásico) y luego descubres que es un juego como la copa de un pino: Scythe.

Efectivamente, Sr. Yacon, hay que probarlo pronto. A ver si mañana puedo comenzar a leerme las instrucciones...
Regalos de música, cine, juegos de mesa... todo lo que me gusta, y sobretodo, por estar rodeado de mi familia y todos mis amigos, fue una jornada alucinante. No, alucinante es decir poco, creo que ha sido, con diferencia, el mejor cumpleaños que he tenido nunca. Al final, resultó que sí que acabó siendo una fecha especial, pero no en negativo, sino en muy positivo. 

Incluso intenté hacer una adaptación del Hobbit, con el famoso discurso de Bilbo al cumplir los 111 años, pero me salió rana (¿llevaré demasiado tiempo sin releer el libro?) y acabé agradeciendo a los presentes una fiesta tan genial de manera menos graciosa y más torpe...


Y cuando parecía que la cosa ya no podía mejorar más (¿cómo seria posible mejorar ese día?), pues aún lo hizo, y bastante. Cuando ya dimos cuenta de la comida (muy al estilo Hobbit, eso sí...) me llegó una curiosa nota de manos de la confabuladora mayor del reino, la Sra. Lantern:

"Hola (...), te han encomendado una misión y debes cumplirla. ¡Te espero en la casa
de Pentargo este sábado, con tus amigos, para poder hacer justicia! ¡Confío en vuestra valentía! ¡Nos vemos!"
Estábamos citados en una casa misteriosa, para una misión aun más misteriosa. No tenía ni idea de que iba el tema, pero para poder llegar a tiempo tuvimos que salir pitando unos cuantos. Íbamos a ser los valientes que teníamos que investigar el misterio de Pentargo.

Llegamos pasadas por poco las diez, a nada menos que una alucinante Escape Room, de las que había oído hablar pero nunca había llegado a plantearme ir. Pero esta es mucho más que eso, nada de una habitación, es toda una casa antigua en la que a la muerte del antiguo cura del pueblo se descubrió que había sido uno de los últimos grandes líderes de una peligrosa secta satánica con tanto poder que incluso los periodistas que la habían descubierto habían sido silenciados y su trabajo anulado. Ahora esos periodistas nos pedían ayuda. Los nuevos inquilinos de la casa, cultistas cómo no, iban a abandonar la casa brevemente. En esa hora, debíamos colarnos en la tétrica casa, encontrar y fotografiar dos carpetas ocultas que contenían documentos clave y abandonar la casa antes de ser descubiertos. Y, nos indicaron, si las cosas se ponen difíciles, olvidad las carpetas, vuestra vida es lo primero. Sed sigilosos, dijeron, y tened mucho cuidado.

www.pentargo.com
Fue una experiencia alucinante. Esa hora pasó volando, estábamos con el corazón en un puño, mientras buscabas documentos, llaves que abrían puertas, códigos secretos en viejos libros. No estabas en una sala con objetos fácilmente identificables, sino que estabas en una vieja casa casi a oscuras, llena de objetos, armarios, libros, etc. Todo podía tener una pista y era fácil equivocarse, o incluso perder el tiempo buscando donde no era. Y mientras, extraños sonidos a tus espaldas, objetos que aparecían o desaparecían en tus narices, voces espectrales de niñas llamando a su madre... y hacia el final, los cultistas acechando en la casa. Alucinante, realmente alucinante. No pensaba que podía llegar a pasarlo tan bien en una actividad de este tipo.

Conseguimos salir de la casa por los pelos, habiendo encontrado sólo una de las dos carpetas, por culpa de que el tiempo se nos echó encima muy rápido. Ya he dicho que era fácil despistarse allí dentro. Tengo que admitir que aun no se cómo conseguimos saber cual de las llaves era la que abría la puerta de salida, ocupado como estaba no perdiendo de vista al cultista que nos había localizado... 

Luego, hablando con los organizadores, nos enteramos que se dedicaban al mundo del cine y la creación audiovisual y que, de hecho, mucho del material de la casa había salido del set de rodaje de la (muy excelente) película Rec, de Jaume Balagueró y Paco Plaza. Película que si no habéis visto, os recomiendo encarecidamente. ¿A que da mal rollo la casa? Pues mira, en un lugar así tuvimos que meternos...

Lo dicho, un día alucinante en el sentido más amplio de la expresión, con la mejor de las compañías, unos amigos que no me los merezco, una familia fabulosa y, sobretodo, a mi Sra. esposa, que organizó toda esta pasada de celebración. Hablando de no merecer a gente, en mi caso ella es el mejor ejemplo. T'estimo!

sábado, 23 de septiembre de 2017

Jugando con los peques: HeroQuest

Si, amigos... HeroQuest... el mito, ese gran juego. Ese fue el que saqué el otro día para jugar con los peques. Recién salidos del cole, el día no acompañaba mucho para ir a jugar y menos con los dos mayores algo tocados por los primeros virus del curso. 

Durante el curso tienen muy limitada la tele, así que tocó día de juego de mesa. Y me pareció que ya serían suficientemente mayores como para comenzar a jugar a un juego de miniaturas. Y este es perfecto para comenzar, así que pillé la caja mientras iba pensando en una mini-aventura que pudieran disfrutar. Y vaya si lo hicieron.

Si este es el mio, ya un poco ajado, pero es que 27 años no pasan en balde
Así que comenzamos la partida... ya con un incidente. Resulta que no estaban todas las miniaturas. Faltaban nada menos que los héroes, que los tengo en un baño de líquido de frenos (sí, no me he vuelto loco, va muy bien) para despintar el desastre que les hice cuando intentaba aprender a pintar miniaturas. Las fotos que veréis más abajo son una muestra de lo que un adolescente chapucero puede hacer con pintura Tamiya espesa como un puré. Avisados quedáis.

¿Sin héroes puede jugarse? (tiene coña que me pusiera a buscar héroes, llamandose el juego como se llama...) Pues sí, mi hijo mediano decidió escogerse un guerrero del caos como personaje (armadura tocha, hacha descomunal, pose chulesca, ¿quién no se lo escogería?) y para mi hija fui a buscar una miniatura que tenía de una bárbara con espada y escudo. Desplegué el tablero, les expliqué que las lineas blancas eran muros, puse las escaleras de entrada y ¡ala! a recuperar el cofre de oro que le han robado al rey.

La primera sala, solo un armario con rata y cráneo. Lo de siempre vamos.
Les hice pasar por varias habitaciones, dándole suspense al hecho de abrir una puerta... quién sabe que puede haber al otro lado...

Primer enemigo, un sucio esqueleto. Que pasa, porqué tienen que estar siempre como salidos del museo, ¿eh?
En la segunda habitación ya apareció el primer enemigo, un esqueleto. Mi hijo, emocionado por la posibilidad de estrenas su nueva hacha se lanza hacia el y lo destroza. Debo decir que hizo unas tiradas para alucinar, a diferencia de mi hija, que pobre, a duras penas consiguió sacar en los dados algo que no fuesen escudos para los ataques, y algo que no fueran cráneos para las defensas. No dio pié con bola...

La cosa se anima. Un par de goblins con malas pulgas porque les han interrumpido a media merienda.
A continuación comenzaron a encontrarse con goblins. Lo que más les gustó fue el gritito que hacía cuando morían, muy al estilo del Diablo I, que les hacía partirse de risa. El señor del hacha, hacheando sin problemas. Todo un crack. Después de recuperar fuerzas comiéndose lo que quedaba de la merienda de los goblins, decidieron seguir explorando, a ver que encontraban.

La sala central en este juego siempre guarda algo importante. Llegarás o no, pero siempre hay algo.
Después del pasillo con la trampa de foso de rigor, que para variar, el de la armadura pesada saltó como una ágil gacela y la muchacha sin armadura y fibrada de correr por la estepa helada... cayó de morros. Para hacerlo más realista, me había inventado una dificultad, al estilo de los juegos de rol. Con dos dados de 6 tenía que sacar un 8 para saltar el foso. Debo decir que me quedé alucinado cuando mi hija tiró los dados y cuando al momento yo fui a contarle los puntitos, ella sola ya dijera al instante "Nooo, un siete...". Vaya sorpresa, o en el cole tiran muchos dados o esta chica tiene muy buen ojo. Esto me lo apunto.

Llegaron a la sala principal, donde encontraron no solo el cofre del oro robado, sino al jefe de los malos, un orco (mi hijo: "Ala, que nombre más guay...") con tres de sus secuaces. Y a partir de aquí, al combate...

El guerrero del caos en su salsa. La Bárbará huyendo con un solo punto de vida... A ver aquella habitación...
El guerrero del caos (que ya se lanzaba al medio del meollo) decidió hacer caso de la "inspiración divina" y ir primero a por un goblin, que cayó con un indigno gritito para ir, ahora sí, a por el jefazo. Mientras, la brava bárbara había intentado ir a por los goblins restantes y recibió tal somanta de palos que también hizo caso de la inspiración que le llegó para retirarse del combate antes de que fuese demasiado tarde.

Aquí es donde podría haber puesto otra habitación con enemigos... pero pobrecita ya lo había pasado bastante mal, así que, mira tu por donde encontró una sala con un banco de alquimista, que se había dedicado a hacer una poción de vida. Qué casualidad más casual...

Y justo a tiempo, porque en el pasillo había otro goblin, que estaba de guardia.
El guerrero del caos se regodeó lo justo del jefazo, que había muerto al primer hachazo, para ir a continuación a por los goblins que perseguían a su hermana. Evidentemente cayeron como moscas, menuda fiera estuvo hecho con los dados.

Regresando a por el oro, un pequeño click suena al mover el cofre. Eso ha sonado como una... ¿trampa?
Cuando regresaron a la sala central, mis hijos tenían cara de pena. Se lo habían pasado en grande, metidos en la historia completamente. De hecho, mi hijo mediano, que decir que es inquieto seria decir poco, estuvo sin moverse de la silla toda la duración de la partida. Así que cuando vi que se les había hecho corto, decidí añadir una última sorpresa, al intentar mover el cofre, se activo un mecanismo que movió el trono, revelando al último monstruo de la tarde, la momia.

Que la carne momificada es azul es algo que sabe todo el mundo. Igual que las vendas impecables.
Esta vez me las organicé para que la momia aguantase todos los hachazos del guerrero (y eso que el tío seguía sacando cráneos a mansalva) para caer dramáticamente al primer éxito de la bárbara, consiguiendo ésta haber acabado con el peor monstruo de la partida y compensando en su orgullo una tarde de tiradas de dados malísimas.

Después de esto, llevar el cofre a la salida y llevarlo al rey, que les recompensó con 10 monedas de oro, que no tardaron en reclamar.

Quedamos en volver a jugar pronto, esta vez con el guerrero de la espada, dijo mi hijo, después de una sesión de 10 minutos sin despegar los ojos de la (magnífica) ilustración de la portada. Y con la bárbara pintada, a ver si así eliminamos el yúyu que tuvo con los dados.

Comentarios a la partida:
- La verdad, recordaba que con 13 años pintaba mejor...
- Los críos se lo pasaron en grande, pero mucho mejor de lo que me imaginaba. Este recurso habrá que usarlo más a menudo.
- Voy a tener que buscar más miniaturas femeninas. Mi hija pasó de no querer jugar a pasarlo en grande llevando a una fémina.
- He descrito una partida a un juego, a uno de mis imprescindibles, sin haber hablado de él antes. Queda pendiente el post para hablar de este juegazo, de donde vino y como caló tan fuerte en mi juegoteca. A ver si acabo de una vez con el de Mordheim y me pongo con este. Esta visto que no puedo emocionarme tanto con los post, porque se me alargan demasiado...



lunes, 11 de septiembre de 2017

IT (2017)

No suelo ser de los que escriben reseñas de las películas que acaban de ver. Me gusta más dejar que mi opinión sobre ellas  repose y sedimente. Muchas veces salgo del cine (o me levando del sofá) con una sensación de estar aún demasiado alterado acerca de lo que he visto. A veces para mejor, otras para peor.


Pero IT tenía que ser diferente, de alguna manera. Mi historia con el payaso bailarín no es diferente a la de muchas otras personas supongo, se inició viendo un anuncio en una de las "nuevas" cadenas privadas, creo que Tele5, de una película de terror protagonizada por un payaso. Tanto mi hermana como yo caímos presa de la trampa y preparé incluso una cinta VHS para grabar la película. Cinta que, por cierto, aun conservo. Resultó no ser una película, sino un telefilm de dos episodios, así que me quedé con la historia a medias, y qué historia. Y en aquella época sin internet, sin guías de TV, fui probando cada día a la misma hora durante una semana a ver si salía lo que venía después de aquel fatídico "Continuará...". Una semana después, el mismo día a la misma hora... nada. Al final fue al cabo de dos semanas. Costó, pero lo pillé. Y menuda historia, aun hoy en día ese modesto telefilm está entre mis historias de terror favoritas. 

Poco después, en plena fiebre obsesiva me lancé a por el libro. Ya conocía al bueno de King de unos cuantos libros anteriores, pero no me imaginaba lo que me iba a encontrar. La novela es simplemente perfecta, es la gran obra maestra del maestro del terror, el sumum de todo lo que ha hecho. A posteriori vendrán otras grandes obras como El Misterio de Salem's Lot, excelentes, pero sin llegar a la perfección. Cada pequeño detalle formaba parte de un encaje de bolillos inmenso, desde el ambiente malsano de ese pueblo extraño que es Derry, la metáfora del payaso como representación subliminal de los abusos a menores, los acosos escolares, los malos tratos. Poder conocer a cada familia del pueblo, su pasado, sus temores, como prosperaron, como están conectadas con otras familias, hasta que simplemente te das cuenta que todo Derry está unido, que quieran o no, todos ya forman parte de Eso.

Ese va a ser el pequeño gran problema que le podemos achacar a esta nueva versión. La película está muy bien hecha, la atmósfera general es terrorífica, el pueblo está muy bien representado, las interpretaciones de los chavales están francamente bien. Es una muy buena película, pero si se compara con el libro, apenas es un breve esbozo de toda la gran inmensidad de argumento. Como no todo el mundo habrá leído la novela, habrá quien la disfrute en el cine. Quien llegue después del telefilm, encontrará una muy buena revisión del mismo. Pero que poco más tiene que ofrecer aparte del lavado de cara estético y darle una vuelta de tuerca más infernal al payaso asesino, menos hablador y más visceral.


¿Tal vez estoy siendo demasiado crítico con una buena película? ¿O me equivoco al clasificarla así? Bueno, dos de mis webs de referencia en temas de cine le dan francamente buena nota: IMDb un 8'2/10 y Rotten Tomatoes 8'6 crítica y 8'9 público. Teniendo en cuenta que le ponen un 8'0 y 8'6/8'7 a El Exorcista, digamos que la están poniendo por las nubes. Entonces, como película (sin volver a referenciarla al libro) ¿dónde está lo que chirría?

Para empezar ha llegado tarde. El formato natural para la historia hubiese sido una serie de TV de alto presupuesto, Netflix o HBO. Sin embargo, ya había una serie (telefilm, en este caso) por lo que tenía que ser una adaptación a lo grande. Concretamente en la pantalla grande. Y cuando por mucho presupuesto y promoción que le eches, tampoco te alejas tanto del telefilm de presupuesto justito... te sacan los colores. Para colmo, el gran golpe de efecto de ambientarla en los ochenta (en vez de los sesenta) y aprovechar el tirón de la nostalgia también ha llegado tarde, y series como Stranger Things se le han comido el terreno sin vergüenza.

Además, dividir la historia en dos partes (este primer "capítulo" en el pasado, cuando el próximo, aun por rodar, se centrará con los protagonistas de adultos, 27 años después) puede parecer un ejercicio de concreción, pero se pierde el recurso del flashback, avanzar y retroceder conforme los personajes recuerden ciertos momentos de su infancia. Aquí el modesto telefilm le da sopas con onda a la película. Puede que haya quien considere que no se puede comparar, al ser formatos diferentes de narración, pero lo cierto es que sin este recurso narrativo se pierde perspectiva y profundidad en la historia, que supongo que se notará más en la secuela.


Por último, tenemos a un Pennywise lastrado. Tan importante era diferenciarse todo lo posible del payaso asesino que interpretó Tim Curry que han cambiado todo lo que han podido su caracterización. Nada de traje clásico, un polvoriento y sórdido disfraz de Pierrot nos va al pelo. Y hablando del pelo, nada de naranja y chillón, y con formas retorcidas. Es un poco extraño que una criatura sobrenatural cuya presa preferida son los niños, en vez de vestirse de una manera que les atraiga, se vista con el uniforme oficial de criatura del inframundo. Por último, el cambio de "carácter" de la criatura no de facilita el trabajo a Bill Skarsgard. A pesar de sus esfuerzos, apenas puede lucirse como actor en la famosa escena inicial de la alcantarilla, prácticamente todas sus líneas de diálogo están ahí. A partir de ese momento, miradas fulminantes a través de las cejas, alguna amenaza, y poco más que decir. Para colmo, los efectos especiales que le añaden, aunque efectivos en su intención, se ven por momentos sobreimpresos, como efectos pensador para un 3D. Efectos que no necesitó Tim Curry, todo un actorazo, para ponernos los pelos como escarpias y de los que, sin tampoco abusar, sí que parecen ser parte imprescindible de la criatura.

Si esta imagen te inquieta... vas bien. El director quiso alterar por ordenador
el rostro para que un ojo mirase a la víctima y el otro a la cámara. BIll Skarsgard
simplemente dijo que no hacia falta, que él sabia hacer eso. Flipa.
Un error de novato del director. Vamos, supongo que no lo habrá hecho como homenaje ni nada, pero ese golpe de sonido brusco con los sustos de rigor... es de película del montón. No hacía falta.

Todo detalles menores. Estamos hablando de una muy buena película que podría haber llegado a los altares del terror de la década salvando ciertas cosillas, pero que dentro de lo que cabe, supongo que podemos darnos por satisfechos. Veremos como nos presentan la secuela, pero de momento comenzamos bastante bien. Muy bien de hecho. 

Por último, sin que sea nada grave, que manía con literalizar las cosas. El todos flotan viene de la conversación inicial, un cruel chascarrillo del payaso, respecto a los globos y los cadáveres. Desde el Ojo de Sauron de El Señor de los Anillos que no me encontraba una de este calibre. ¿Qué tienen de malo las metáforas?

Como extra, las curiosidades: Pennywise aparece en ciclos de 27 años en el pueblo de Derry. La película se ha estrenado 27 años después del telefilm. Bill Skarsgard tiene, en el año del estreno de la película, 27 años. El actor que daba vida a Bill Denbrough (el tartamudo) en el telefilm original, Jonathan Brandis, se suicidó con 27 años. ¿Qué, como se os queda el cuerpo?

Le pongo de calificación... un 8'5. Al telefilm original, un 8. Sólo medio punto, 27 años después y con tanto presupuesto... no hemos hecho los deberes amiguetes...

lunes, 4 de septiembre de 2017

Mini-vacaciones jugonas

Bueno, puede que no tanto. En realidad no fueron vacaciones sino el famoso puente del 14 de agosto y tampoco fueron muy jugonas, a pesar de que me llevé varios juegos de carta en la maleta, por si aparecía la oportunidad. Y no apareció.

Nos escapamos al Valle de Boí, un lugar precioso lleno de pueblecitos de montaña muy majos y con un espectacular parque nacional, el de Aigüestortes, perfecto para perderse por la naturaleza. Pero claro, nosotros íbamos con toda la tropa, así que los cansamos y vieron cosas nuevas, pero no fueron demasiado relajantes que digamos.

De National Geographic. ¿Una maravilla, o no?

Pero cuando uno tiene ganas de jugar y de hacer cosas, no se van de la cabeza. No podía parar de mirarme las rocas del parque, fijándome como las raíces pasaban por el lado o incluso por encima, por si podía llegar a reproducirlo en escenografía para los juegos de guerra. O incluso cuando visitábamos las iglesias románicas del valle, entre que iba cazando a un niño y buscando a otro (antes de que hicieran algo excesivamente sacrílego) no podía parar de mirarme la distribución de vigas de madera de los techos o las baldosas de piedra en el suelo, para un futuro Mordheim (si, lo se, lo se, tengo el post pendiente, se me está alargando mucho).

Pero el súmum fue el primer día. Fue el destino, no puede decirse de otra manera. Paramos en un pueblecito sobre mediodía, a tomar algo, ir al baño y que los chicos se desperezaran un rato. Y al volver al coche, me llama un chico desde detrás mio: camiseta de Helloween, pelo largo, podría haber sido solo un heviata, pero gafas y tatuaje de cráneos tiránidos... un frikazo de los míos. Él y su novia se habían quedado sin batería en el coche, nada más comenzar la salida del puente. Pararon a comer y al volver, estaba muerto.

Tiránidos, la única raza del universo Warhammer 40.000
que no son unos hijos de puta. Sólo tienen hambre...

Así que nada, saqué mis superpinzas del maletero (el día que tenga coche nuevo, con más parte eléctrónica que un transformer tengo que acordarme de no hacer esto...) y me puse a su lado. En seguida el coche arrancó ("¡Está vivoooo!") y después de los consejos pertinentes para que no vuelva a pasarles y les amargase el puente nos despedimos al momento. La pareja super agradecidos. Me hubiera gustado decirle que yo era más de necrones y de Insomnium y echar unas risas... pero estábamos a pié de carretera, con mi coche en doble fila, camiones pasando y niños nerviosos.

Así que si lees esto, algun dia tenemos pendiente una partida a algo. Y si no, queda como una curiosa anécdota. Siempre hay un friki cerca, jejeje.