domingo, 24 de marzo de 2019

Hereditary (2018)

Bienvenidos a otra acojonante entrada del apartado de Cine de Terror de Ludus Fugit. Y esta vez no sólo porque las entradas sean muy buenas y su autor muy modesto, inteligente y viril (ejem...) sino porque, además, hoy presento otra de esas grandes películas de terror que me gusta reseñar. No, una de las mejores películas de terror de los últimos tiempos. No, no, digámoslo tal cual. Hoy reseño la mejor película de terror que yo haya visto en mi vida. Que no las he visto todas, pero sí muchas. Y esta es, con diferencia la mejor. En todo. Así que ya veis, lo de acojonante, tenía más de un sentido. Y este último, de verdad.


Puedo explicar poco de la trama, ya que espero que la veáis (si no lo habéis hecho aún) y que podáis disfrutarla como se merece, y eso implica el no saber demasiado del hilo argumental, aunque algo sí que puedo dejar caer. El argumento de Hereditary parte de una familia disfuncional de los Estados Unidos, los Graham. En principio son una familia como muchas otras, tanto juntos como por separado cada uno de sus miembros tienen sus problemas y sus vidas monótonas y a veces extrañas. La madre, Annie (épica Toni Colette), es una miniaturista que trabaja desde casa realizando encargos, encargos que veremos también le sirven de terapia. Ha tenido una relación algo anormal con su madre que le ha dejado secuelas emocionales. Sus hijos, Peter un adolescente que no encuentra su lugar en el instituto y Charlie, una niña de comportamiento extraño. El padre (Gabriel Byrne) pasa la película dando la sensación que hace lo que puede, aunque a veces está superado por su familia. Aún así, siempre esté ahí para darles su apoyo. Es a partir de la muerte de la madre de Annie que sus sentimientos y sus recuerdos afloran...

Es una película extraordinaria, muy diferente a todo lo que podáis ver en la actualidad. En palabras del escritor y director Ari Aster, ésta (su primera película, nada menos) es "una tragedia que se cuartea en una pesadilla", definición que me gusta, pero creo que me quedo con una que vi en una reseña (posterior, ¡no leáis nada antes de verla!) que, la verdad, ya no recuerdo dónde la encontré, que decía que era una obra maestra del terror cocinado a fuego lento. Y esta (mis disculpas al director) creo que, al menos para mi, encaja a la perfección: terror a fuego lento. 


Toda la película tiene una cadencia lenta, muy lenta, como el monótono día a día que podríamos encontrarnos en los momentos más bajos de nuestras vidas, sensación de vacío, a veces penas y tragedias, también con falta de esperanza. El interior de la casa se muestra en multitud de planos, muchos imposibles para una cámara, lo que se consiguió construyéndola en un escenario y montándola y desmontándola para poder forzar los ángulos, lo que lleva a ver el interior de su hogar de la misma forma que los pensamientos y la cordura de la familia, extraños, a veces forzados, siempre diferentes. Igual que una casa de miniatura de las que construye la madre, artificialidad y realidad parecen entrelazarse, de forma sutil, al principio parece que solo por el buena hacer de la miniaturista, pero incluso cuando antes de que comiences a dudar de su salud mental es difícil de diferenciar. Estás casi a media película y aun no tienes claro qué está pasando y porqué los personajes a veces actúan de esa manera, incluso entre ellos, en la misma familia.


Si sois de "susto fácil" tranquilos, nada de un desequilibrado con una motosierra detrás de una puerta, listo para aparecer de golpe. Nada en Hereditary es convencional, nada de gritos o sangre a chorros. Todo pasa a su debido tiempo, por sus causas lógicas y aplastantes. Aunque tengas que llegar casi al final de la película, todo tiene un motivo, aunque no lo hubiésemos sabido cuando se nos mostraba.

De verdad, una gozada de mal rato. De cabeza al top de mi lista de películas de terror favoritas. Creo que ya lo he dejado claro, pero permitidme insistir un poco más: os envidio. Vosotros aun podéis ver Hereditary por primera vez. Feliz canguelo.


lunes, 4 de marzo de 2019

Masters of the Universe, 3D action game

Justo el post anterior a este explicaba como había conseguido en un lote de merchandising de los Masters del Universo un juego de mesa al que hacía algún tiempo que le había echado el ojo. Y uno, dinero no tendrá mucho, muchas virtudes tampoco, pero paciencia, lo que se dice paciencia... tampoco. Pero tengo suerte. Y memoria.

Pues eso. Que cuando me llegó el juego de marras me faltó tiempo para sacarlo a la mesa de casa y probarlo con mis calabacillos. Porque seamos sinceros, a mi grupo de juego habitual (¿hola? ¡hoooolaaaa!) no es el perfil de juego que pueda sacarles a la mesa, la verdad. Es un juego del año 198X, pensado para niños, en concreto fanáticos de los Masters. Así que lo jugué yo con los que se pasan el santo día pidiéndome que les saque mis muñecos de las vitrinas para jugar un rato con ellos. (Spoiler: Sí, se los dejo, siempre que respeten dos reglas: se han de tratar con cuidado y son solo para la gente de casa. Nada de llevárselos al cole ni dejárselos a nadie. Por si acaso)


El juego es poco más que un juego de la oca (algunas casillas te frenan, otras te transportan, te hacen ir hacia atrás, etc), con toques del stairs & ladders (¿escaleras y toboganes, se llamaba en castellano? juraría haber jugado a uno de pequeño que tenía serpientes y no toboganes...) en forma de una bandeja de plástico transparente que está encima del tablero y que al caer en determinadas casillas hace que gire 90º en el sentido de las agujas del reloj, para exaltación de los enanos y desesperación de los padres, que ven como ese juego puede volverse eterno, dejándote de nuevo al inicio del tablero cada dos por tres. Pero como los dibujos son del estilo de los primeros mini-comics (los que venían con las figuras) pues por lo menos es agradable de ver.


Por cierto, este es el famoso efecto 3D del juego... es decir, que es un 2D de libro. Pero bueno, estoy seguro que el público potencial de la época no era muy estricto con la geometría...

A partir de allí, poca cosa más. Tiene seis personajes clásicos de los Masters para jugar con ellos (He-Man, Man-at-arms, Teela, Skeletor, Mer-Man y Beast-Man), tres buenos y tres malos, que si coinciden unos y otros en la misma casilla se "pegan" y el que pierde... ¿lo adivináis? Sí, vuelve a la casilla de inicio. Lo dicho, el "infienno".


Hay también una ruleta que indica el numero de casillas que puedes avanzar, de 1 a 4. Supongo que el juego pilló los último coletazos de la época de la crisis del petroleo y poner dados hubiese encarecido mucho el producto. Esto, por si no lo sabíais, pasó con muchos juegos de finales de los 70 y principios de los 80. 


O no, y la ruleta es otro de esos "efectos 3D", claro.

Que puedo decir. El coleccionismo tiene estas cosas. En su momento seguro que era la repera, pero ahora mismo es una agonía jugarlo. Pero a los enanos, los vuelve locos. Menos mal que hay donde elegir y parece que el Carcassone les ha caído en gracia, que si no... 

¿He-Man a punto de acabar? Aguántame el cubata...

Dos pasadas por casillas "3D" y nada, situación invertida
Pues eso. Artículo interesante de coleccionista. Juegazo para mis peques. Tostón para los jugones profesionales. Pero, ey, que es de los Masters... :)

A veces, pasan cosas... maravillosas

Os voy a explicar una cosa que me pasó el otro día. Una de esas cosas raras que a veces te devuelven (un poquito) la fe en la humanidad. Digo un poquito por lo del corolario aquél de la ley de Murphy, que dice que si te encuentras muy bien, no te preocupes, que ya se te pasará...

Pero no, hoy no es día de ponerse pesimistas. Al contrario. En un mundo lleno de gentuza, chanchulleros y especuladores, da gusto encontrarse a veces con gente agradable y detallista. 

Vamos al caso, el otro día me llego a casa un paquete de unas cosas que compré por eBay. Como coleccionista que soy de juguetes de mi infancia, de vez en cuando rastreo ("otear") algunas webs de venta de segunda mano, a ver que va saliendo. La mayoría de las veces hay muñecos hechos un Cristo, a precio de Santo Grial. Pero aquél día en concreto encontré un lote muy atractivo y por bastante menos de lo que costaría conseguir todo aquello por separado. Y hablo de económicamente, en tiempo ya ni os explico.

El juego 3D (próxima reseña), dos cuentos ingleses en tapa blanda y el mini-LP inglés de historias. Lotazo.

Una cosa que he aprendido en muchos años de coleccionar es a no dudar. Si tienes claro que eso los estabas buscando, el precio es bueno y el vendedor tiene muchas y buenas reseñas, hay que lanzarse rápido. De lo contrario, ese momento de duda es en el que los competidores te roban la presa, cual mezquinas hienas. O skavens...

Pues eso. Compro, pago y espero. El paquete llega pronto y el mismo día lo abro y... me encuentro más cosas de las que yo había comprado. Evidentemente, como me lancé al lote tan rápido no comprobé si el vendedor tenía otros artículos a la venta que me pudiesen interesar y todo esto tenía pinta de haber sido otro lote, que (pensé) el vendedor había creído que yo también había comprado y me lo puso en el mismo paquete.

Una cinta VHS de la serie clásica, dos de la serie de 200X y una figura de He-Man New Adventures con espada repro 3D

Al momento me puse en contacto con el vendedor para agradecerle la rapidez y de paso, comentarle lo que había pasado, para ver cómo quería recuperar el lote extraviado. Y aquí es cuando vino la sorpresa. No era un lote extraviado, el vendedor me lo puso en el paquete como detalle por la compra. No una cinta o el muñeco incompleto, no, lo puso todo. Cómo no, lo agradecí muchísimo y no solo por los artículos, sino por haberme alegrado el día.

No se si tienen mucho valor económico o no, pero el caso es que lo que más cuenta en casos como este, es el detalle. Detalles que a veces me han llegado incluso como nota manuscrita, una vez que compré una pegatina de He-Man que venía con el numero 1 del comic de los Masters del Universo de Zinco, pegatinas que se extraviaron (yo ni las usé ni las regalé, en aquel momento para mí eran valiosísimas) y que una chica puso a la venta por eBay y me envió explicando que llevaba con ella desde niña y que confiaba que le diese un buen hogar, como si de un cachorrito se tratase.

Estas cosas, aunque sean simples, son maravillosas. Sí, el mundo es una mierda a veces, pero sigue habiendo gente majísima por ahí. Y siempre consiguen animarte y que, como consecuencia, a tu vez acabes ayudando tú a los demás.