Así que una vez las calabacillas estuvieron durmiendo, y la Sra. Lantern desapareció misteriosamente para atender asuntos que no fueran juegos de mesa de famosas sagas cinematográficas, el ilustre señor J. y un servidor nos pusimos a probar el juego. Y qué juego, señores. Qué juego.
El tutorial comienza con dos héroes, en este caso J. escogió el Wookie más chulo que nadie que va con un hacha (vibrohacha, de hecho, pero que más dará que vibre o no, en un universo llenos de pistolas de rayos) y la cabra con fusil de francotirador. En el otro bando, un oficial imperial maleducado (señalando con el dedo) y tres Stormtroopers. En todos los trabajos tiene que haber un machaca que va a pringar. Y vaya si pringaron...
Turno 1. El Wookie abre la puerta, comienza a gritar y se lanza a la carga contra el grupo de soldado de asalto, que lo reciben con una generosa dosis de disparos concentrados. Lamentablemente sólo dos pueden hacerlo, por lo que el tercero al grito de "¡Que la carne de burro no transparenta!" se aparta del compañero que le tapa la linea de visión y se coloca bien preparadito al lado de la otra puerta. Primer error imperial. Y no por la puerta, sino porque pierde un bonificador al ataque por no estar junto a otro ST y seguirá al alcance del Wookie cuando llegue. El oficial, que intuye que allí pintan bastos, se separa del punto de aterrizaje de la masa de pelos y músculo. De nuevo, al lado de la otra puerta. Cualquiera diría que no podía abrirse. Mientras, al otro lado de la susodicha, la cabra francotiradora hace su jugada maestra y se coloca al lado de la puerta y deja pasar su segunda acción. Gran jugada, si hubiese movido y abierto, no habría podido disparar ese turno, en cambio mis imperiales sí.
Turno 2. El Wookie llega hasta el cuerpo a cuerpo con unas cuantas buenas heridas, y en consecuencia con un cabreo galáctico, comienza a repartir hachazos por doquier. No se cómo, pero los soldados aguantan. Será que lo de alterar los dados con la fuerza funciona, después de todo. De repente, se abre la segunda puerta y la cabra, a la que aun le queda una acción ese turno, se carga al tercer ST de un disparo entre ceja y ceja. El oficial imperial le apunta con el dedo amenazadoramente, antes de herirlo de un disparo.
Turno 3. El Wookie ya ha girado su tarjeta de personaje, al haber agotado sus puntos de vida de la cara principal, y entra en la cara de "herido". Pierde algunas habilidades, pero el vibrohacha no la suelta, el felpudo con patas. Mata a un ST que ya estaba herido y ya sin acciones gruñe al segundo. A pocos metros, el oficial imperial vuelve a causar daño a la cabra, pero ésta contraataca (mira, como el imperio...) y lo elimina. Nada mal, dos disparos, dos muertos. Buen francotirador.
Turno 4. Mientras la cabra se limpia la sangre y mastica algo de forraje, el Wookie acaba de un hachazo con el ST que previamente ha vuelto a causarle daño. Lo ha dejado al 25% de su vida total. Eso le pasa por no tener un arma a distancia. ¿Sabes el Chewbacca, el hijo de la Paqui? Pues tiene una ballesta blaster explosiva... por algo será...
Reflexiones finales:
1) Bien jugado por las dos partes, los imperiales muriendo y los heroes... heroizando. El francotirador fulminando de lejos (es lo que tiene...) y la mole de musculos con hacha, pasando de todo y a cuerpo a cuerpo. Es curioso porque resultó una escena más que digna de Star Wars (no como el episodio VII, ejem, ejem...).
2) Gran sensación el oír el "glups..." de J. al otro lado de la mesa, al recibir el Wookie la primera ráfaga de disparos que lo dejaron al 75% al primer turno. Los rebeldes tienen los héroes, pero no por eso lo tienen todo ya ganado. Poderoso el lado oscuro es...
3) Incluso con las miniaturas sin pintar, el juego destila ambientación Star Wars por los cuatro costados. Lo dicho, juegazo.
Para la próxima, ya toca la primera misión, a ser posible todos bien dormidos y con cuatro jugadores rebeldes. ¿Voluntarios?