Este día habrá que señalarlo en los libros de... quiero decir en este humilde blog como una fecha señalada a festejar. Ayer hicimos saltar todos los límites del frikómetro de casa. Vereis, vereis...
Primero de todo, por la mañana trabajamos todos, los chicos con sus deberes (ayudados por la Sra. Lantern) y un servidor organizando cosas para el instituto. Hasta ahí, lo normal.
Después de comer los peques pidieron ver un rato la tele y como habían trabajado bien por la mañana (y también porque los padres necesitamos/merecemos un rato de descanso de la jauría infantil, dicho sea con todo el cariño del mundo) pues aceptamos. Y me saqué de la manga, es decir, del Disney+ en este caso una película que recordaba haber visto a su edad y que me gustó mucho, Un Gato del F.B.I. (That Darn Cat), nada más y nada menos que de 1965.
Cuando yo la ví, con 6 o 7 años, me reí mucho con ella, pero debo decir que de eso ya hace muuucho. Ahora, cuando la puse y vi el aspecto que tiene, me temí que no llegaríamos lejos con ella. Pero no, la vieron y se lo pasaron muy bien, salvando las escenas en la que los secuestradores amenazan a la pobre dama en apuros. Aparte de eso, es una comedia de enredos con un gato nada dócil como eje del argumento, disparatado, como en las comedias infantiles de la época. Aunque se nota que no se trataba a los niños como ahora.
Acabada la película, tocaba cambio de actividad, nada de pantallas. Así que hubo un cisma. Cuando yo propuse sacar unos juegos de mesa la Sra. Lantern y la calabacilla decicieron que preferían irse a hacer galletas. El calabacillo mayor aulló de emoción y dijo que sí, que sí, que juegos de mesa, faltaría más. El tercer calabacillo, dormía como un bendito en el sofá.
Así que saqué dos juegos, los dos por estrenar, aunque no igual de nuevos, precisamente.
Superhéroes de FaberJuegos, debe ser el juego más antiguo que tengo. Y no era mio, lo compré por eBay pensando que sería otra cosa, no me preguntéis porqué. El caso es que el peque quería un juego de superhéroes...
Simple como el mecanismo de un botijo, me dejó un poco decepcionado porque esperaba un mínimo de... no se, de algo. Supongo que cuando salió el juego (igual debe ser incluso más antiguo que el Imperio Cobra) cumplía para el público infantil, y el caso es que a mi hijo le encantó y se lo pasó en grande con él, pero para el sector adulto, es un horror sin sentido. Solo con decir que de las tres competiciones (?) que hay que hacer, la primera hagas lo que hagas con las tiradas de dados siempre acabas obteniendo de resultado en mismo número de fichas (???). A partir de ahí, pues ir luchando contra otros superhéroes, comparando nivel de fuerza + superhéroe invitado contra tirada de dado y nivel de fuerza. Lo mejor, las ilustraciones clásicas y ese aspecto ochentero añejo. Lo peor, todo lo demás. Y que me tocará repetir, fijo.
Después, ya tocó algo más nuevo. No mucho más difícil, pero sí con mucha más chicha: Drako.
La base argumental del juego es sencilla. Tres enanos han conseguido atrapar a un dragón en un valle y quieren cazarlo. Evidentemente el dragón es muy suyo y se niega a darse por vencido. Los enanos tienen una habilidad cada uno, disparar con ballesta, furia berserker o lanzar una red. Y un numero de puntos de vida cada uno. El dragón por su parte, puede moverse, morder (ataque básico), escupir fuego en línea recta (pillando a todo el que está en ella) y volar a cualquier punto de tablero. Pero, una vez agotados los puntos de vida de su "armadura" de escamas, los enanos elegirán donde atacar, con lo que pueden anular estas habilidades.
Ganan los enanos si matan al dragón y gana el dragón si los mata o si a los enanos se les acaba su mazo de cartas. Un juego simpático, un gato y ratón temático con buenas opciones, muy sencillo para jugar con peques ideal y entre adultos interesante si quieres jugarlo en modo competitividad salvaje.
Por cierto, en la primera partida ganó el dragón porque se le agotaron las cartas al único enano que logró sobrevivir. Pero no creo que sea un buen ejemplo, porque el calabacillo, ilusionado por el dragón, quiso no atacarle en algún turno.
Y justo cuando acabamos, llegan las cocineras del reino con... ¡ataque friki stealth! los pastelillos de limón preferidos de Sansa, el personaje de Juego de Tronos. Y no, no me lo invento, porque la receta está sacada del recetario oficial de la saga. ¡Toma ya!
Al parecer la autoras del libro, ambas cocineras, se presentaron ante el bueno de George R. R. Martin en una firma de libros con una cesta de comida que improvisaron a partir de las descripciones de los libros. Y claro, George encantado, con lo que pronto el libro se hizo realidad. Y es una de esas cosas por las que las ofertas flash de amazon están muy bien si las pillas a tiempo...
Estaban de muerte. Incluso más, la masa, antes de cocinarla. |
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