The VVitch: A New England Folktale o como se tradujo aquí, La Bruja, una Leyenda de Nueva Inglaterra va ser la próxima en formar parte del pequeño pero excelso grupo de películas que tenéis que ver. Ya os lo adelanto en el primer parágrafo para que no queden dudas. Miradla, en serio.
Así pues, dicho ya lo importante, vamos a por faena.
Ópera prima del director Robbert Eggers, basada en sus propios miedos infantiles a las brujas, se lanzó a la dirección después de unos cuantos cortos y mucho trabajo en diseño de vestuario y de producción, experiencia que se nota y mucho en la cinta que ahora reseñamos. Es una coproducción norteamericana-canadiense que causo sensación en el festival de Sundance, por su estética y ese horror (que no terror) psicológico de segundo plano, donde el fanatismo religioso, la superstición y el aislamiento frente a una naturaleza salvaje e inhóspita se juntan para crear una atmósfera asfixiante en la que la más mínima chispa desencadena el desastre.
Animalicos... Y sin embargo, ¿podemos echarles la culpa de algo o todo el mal que vemos lo traemos con nosotros? |
La historia comienza con un padre de una familia de una comunidad puritana del nuevo mundo, que se decide a abandonarla, disgustado ante la laxitud de la fe de su comunidad frente a sus sólidos valores cristianos. Se lleva a su familia, buscando un lugar donde poder comenzar de cero, lejos de la falta de rigor de sus antiguos conciudadanos. Pronto encontrarán un lugar, en un claro cercano a un oscuro bosque. Sin embargo, de ese bosque se dicen muchas cosas. Supersticiones que ningún buen cristiano debería hacer caso... ¿no es cierto? Una vez ya asentados, la súbita desaparición del recién nacido hermano menor cuando estaba al cuidado de la primogénita será lo que desencadene una sucesión de eventos impredecibles, que llevaría a cualquier familia no devota a su ruina... aunque, de nuevo ¿es así?
Independientemente de lo que podáis opinar de ella una vez vista, coincidiréis conmigo en que la ambientación es prácticamente perfecta, el vestuario, la cabaña, las maneras de relacionarse en la familia, el fervor/fanatismo religioso con esas manchas de superstición en los más jóvenes, es prácticamente perfecto, sientes que estás viviendo allí con ellos. Todo evoca a la época y sus costumbres, que habremos conocido con frecuencia de otras historias como las de los juicios de Salem o personajes fantasiosos parcialmente ambientados en ese momento como Salomon Kane. Todo en la película es sobrio, riguroso y metódico, como debía ser vivir por aquél entonces.
Lo único que se le critica es el final, que no comentaré, pero debo decir que no coincido del todo con esa crítica, dado el desarrollo de la cinta y ciertos eventos que se han visto en él. Bueno, eso y algún punto de la superstición de los niños, mezclada con juegos infantiles, que cuesta creerse dentro de un ambiente de oscuro fanatismo religioso. Entiendo que es parte de la historia, pero si por aquél entonces los niños de ponen a jugar y cantar cancioncillas evocando a poderes malignos cerca de sus padres, para empezar los muelen a palos, eso seguro. A partir de allí, ya no se como van a continuar, pero seguro que no se hacía mucha broma con cabras negras, eso creo que lo tenemos todos claro.
Aun así, es una muy buena película, más que de terror de suspense psicológico con un poco de horror muy bien dosificado, donde lo que más espanta no es lo que hay sino lo que creemos que puede haber. ¿Es nuestra mente nuestro principal adversario a la virtud o realmente existen poderes oscuros que nos acechan? En la Nueva Inglaterra del s. XVII, sin duda, nadie dudaría de lo segundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario