...usease, "The Happening" o "El Incidente". Por alusiones (yo también) hablaremos en este post de lo que pasó que abrió una brechas en una sólida amistad, que causo el destierro de un muy buen videojuego y que resultó un punto de inflexión en nuestras Frikinights. Hoy, lavaré los trapos sucios fuera de casa y explicaré... ¡lo que ocurrió realmente! CHAN, CHAN, CHAAAAAAAAAAAN...
No, no hablamos de esta puta mierda de peli. Ni la veáis, si queréis un ciclo Shyamalan, saltad de "El Bosque" a "La Visita" ignorando las intermedias. Me lo agradeceréis. |
Así que, acercaos niños al fuego. No temáis. Aquí estamos todos seguros de momento, podemos relajarnos y explicar cuentos de miedo... Nuestra historia empieza en una calurosa noche de verano. Nuestro protagonista de la historia, al que podríamos haber llamado el Dr. Banner, pero llamaremos el Sr. J, aun vivía en la ilusión de que podría utilizar su Friki-altillo sin acabar como un pollo a l'ast. La atmósfera estaba muy caldeada (literalmente) por un muy bochornoso día de verano. El Sr. J, habitualmente vulnerable a las altas temperaturas ya se encontraba sufriendo de lo lindo cuando encendimos esa máquina de crear discordia llamada Wii y pusimos el juego.
En esa época estábamos picadísimos con varios juegos. Creo recordar que en el Wii Sports, uno de jueguecillos simplones (Wii Party, es posible?), el Guitar Hero donde el Sr. J. destacaba sobradamente y el Mario Strikers Charged Football, en el que yo había conseguido mejores resultados. Aunque J. había mejorado su rendimiento últimamente. Había buscado un personaje que pudiese ser la horma de mi zapato para mi equipo de Donkey Kong. El personaje en cuestión fue Waluigi (la versión oscura de Luigi, el primo de Super Mario, al igual que Wario era el equivalente malvado de éste).
De Walluigiwatch.com |
Waluigi era muy rápido lo que contrastaba con la lentitud de movimientos de Donkey Kong. Además, tenia un ataque especial con una especie de látigo que le permitía tener un alcance de ataque muy amplio. Bien usado, el personaje podía llegar (y golpear) fácilmente a cualquier zona del campo en un instante. Además el resto de jugadores del equipo no tenían malas estadísticas tampoco. No era un gran equipo, pero si que funcionaba muy bien contra mi equipo habitual de Donkey Kong: lento y pesado, pero de ataques fuertes.
Aquel día se intuía que algo acabaría pasando. Era "de japenin" y su sombra alargada. Creo que antes solo jugamos una partida rápida al Guitar Hero pero sin pena ni gloria. Como decía, estábamos muy picados con el Mario Strikers. J. había comenzado a amenazar mi supremacía en el juego con su nuevo equipo y ambos teníamos ganas de demostrar lo que podíamos conseguir. Si no recuerdo mal, escogimos el primer campo, sin efectos ambientales. Es muy difícil de mostrar que eres mejor cuando un huracán ha lanzado un tractor contra el campo y ha arrollado a tres cuartas partes del equipo rival.
A partir de aquí, un partido típico de final, lento y trabado, con pocos goles hasta el momento. Nadie conseguía llegar con comodidad a la portería contraria. Ni que decir tiene que todos mis intentos por conseguir un super-trallazo que me permitiera sumar unos cuantos goles al marcador quedaban anulados casi al instante. De hecho, podría decirse que la estrategia de J. se basaba básicamente en eso. Anular mi capacidad de hacer super-trallazos, defender como una fiera y intentar ir rápido a la contra, a ver si conseguía algún golete. Y no le fue mal, creo que llegó a marcar un gol a base de mejorar el color del balón por encadenar pases (cuando se volvía blanco, el portero no podía pararlo), mientras que yo no podía ni acercarme a su portería. Y los minutos pasaban rápidamente. J. ni se molestaba en sonreír, estaba concentradísimo en no perder el partido. Quería ganarme, fuese como fuese. Estábamos ambos concentrados en la pantalla, el sudor corriendo por nuestras espaldas, la latas de "chapú" (cerveza con limonada, "clara" para los de BCN) sin tocarse a los lados. El nivel de concentración era máximo, la tensión era palpable en el ambiente. Nadie se relajaba ni un instante.
Mariowiki.com |
Y queridos amigos, llegó el momento. El momentazo. A pocos segundos del final, cuando el crono ya empezaba a sonar amenazadoramente, después de una sucesión de faltas, disparos de armas secretas, pases loquísimos y descontrol generalizado, un rebote perdido me permite hacerle un pase in extremis a Donkey Kong, situado en la frontal de la portería de J.
- ¡No! - dijo J.
Pero sí, justo cuando los jugadores del equipo de Waluigi de lanzan sobre Donkey Kong con intención de derribarlo, es justo cuando desencadeno uno de mis combos estrella. Primero de todo, un puñetazo al suelo (si hacer muchas faltas, a los jugadores estrella les van apareciendo ataques especiales aleatorios como este) con efecto de área, que tumba a todos los adversarios en unos metros a la redonda.
- ¡¡¡NO!!! - gritó J.
Y sí. Con la tranquilidad de saber que no había adversarios a mi alrededor, preparo un super-trallazo. Pero esta vez, sin tener a nadie pisándome los talones (por efecto del ataque, tenia un par de segundos de margen) en vez de intentar uno rápido de 3 balones voy al máximo e intento uno de 7.
- ¡¡¡NOOOOOO!!! - aulló J.
Y efectivamente, no solo lo consigo, sino que para colmo, al intentar parar el indicador del ataque en la estrechísima zona de alta velocidad, lo consigo, y suenan tres campanadas. A mi me suenan celestiales, J. en cambio ya suelta espuma por la boca. Esas campanadas indican que los 7 disparos irán a velocidad máxima, lo que implica que aunque seas ágil con el mando, muy difícilmente podrás pararlos todos. De hecho, parar uno o dos de estos ya es todo un logro. El partido estaba sentenciado sin remedio.
- AU VA!!! VINGA HOME, JA!!! - rugió el coloso esmeralda acabado de transformar a mi izquierda.
Aquí es donde corremos el tupido velo sobre la reacción airada de mi amigo. J. no solo ni se molestó en intentar parar los disparos, todo el nivel inhumano de concentración que había tenido durante el partido se esfumó en una explosión de ira. Durante unos minutos permanecí sentado y en silencio en mi butaca, sin siquiera sonreír o hacer un comentario. Esperé a que se desvaneciera el efecto de la ira y si no recuerdo mal poco más tuvo ya la noche. Ni se mencionó el juego durante unas semanas, hasta que poco a poco salió el tema y ya pudimos reírnos del mismo.
A día de hoy es una anécdota divertida, pero en su momento "el incidente" no fue cosa de broma. Supongo que ni siquiera algo intrascendente, y entre amigos, es inalterable cuando la tensión sube excesivamente.
Ala, ya está explicado. El secreto ha sido desvelado. Ya nunca nada volverá a ser lo mismo... o no.
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