Vuelvo a ponerme a escribir para ir sacando posts que tengo pendientes de hace demasiado, pero no sin antes tener un pequeño recuerdo a un viejo coleguilla que se nos ha ido, el pequeño Neo.
Neo es el nombre que le puso el amigo y compañero de frikerios JC. Si él tenía otro nombre antes de perderse y deambular por una céntrica avenida de mi localidad, nunca lo supimos. La primera vez que la Sra. Lantern y yo lo vimos, estaba en brazos de una niña pequeña, la hija de una vecina, que pasó por la casa de mis padres, donde aún vivia yo, para ver si lo habíamos perdido. Por lo visto el gatito (muy jóven aún, de unos pocos meses imagino) entró en el portal del edificio supongo que buscando comida, donde lo encontró la niña.
En un acto de prestidigitación poco propio de su edad, la niña desapareció de repente dejándonos con el gato en las manos (true story). Por no decir que lo había alimentado amorosamente (eso no lo dudo) con queso y leche (un pequeño apunte, los gatos son intolerantes a la leche de vaca). Nosotros acabamos de hacer la ronda por los otros pisos de las dos escaleras del edificio, dónde lo único que conseguimos fue el rumor de lo del gatito negro perdido en la avenida. Nada más, nada de dueños.
Así que hice unas cuantas llamadas, por si alguien quería un gato. Muchos "no gracias". Incluido el de JC. Así que después de poner unos pocos carteles por la avenida en cuestión, y visto que ni mi madre ni la gata que teníamos tenían ningún interés en otro felino en casa, empecé a plantearme qué hacer con él si nada de lo anterior funcionaba. Pero el pequeño pedorro (recordad la alimentación que le había proporcionado mi joven vecina) era un encanto, tranquilo, juguetón y muy mimoso. Se hizo querer enseguida. Y en ese momento llamó JC, rectificando. Se lo quedaba él (ala, pues, vuélvete a la avenida a recoger los carteles...).
Y ahí estuvo, en su casa, durante muchos años. Si no me fallan las cuentas (ni la fecha de las fotos) desde el 2008 hasta el 2020 cuando falleció. Siempre amable, juguetón y tranquilo. Era el gato que se te ponía en las piernas cuando mirabas una peli en la pantalla grande de JC. El que "explotaba" (salto al aire, extensión súbita de todos los miembros, y caída de emergencias) de sobreexcitación cuando nos dedicábamos a tocarle las narices entre SG. y yo, y al final se retiraba exhausto a un rincón a dormir. El que trepaba por los muebles (ver foto inferior) y tiraba las piezas de los juegos de mesa mientras JC y yo dábamos cuenta de la pizza de los viernes. El que concentró durante días sus efluvios tóxicos de la fermentación de la lactosa hasta que lo cogió el amigo A., recibiendo de lleno el "escopetazo".
Nos reímos mucho con él. Aunque fue "mio" durante muy poco tiempo, fue una buena mascota y por mucho que nunca pueda ser como un ser humano, se le echará mucho de menos, tanto JC como yo. Fue parte de nuestras vidas, y esa parte, la hizo más agradable. Gracias por todo muchacho. Allá donde vayas recuerdanos con cariño y, recuerda, apartate de la lactosa.